Millones de personas cada día luchan por sobrevivir bajo unas condiciones escepcionales. Familias enteras que tienen que dejar su hogar para buscar un lugar mejor en el que poder, sencillamente, vivir. Y es que, en el mundo, en la actualidad existen 70,8 millones de personas desplazadas.
Una cifra récord entre personas refugiadas y desplazadas que viven de la ayuda internacional, aunque las necesidades de fondos para las crisis humanitarias abiertas en distintos puntos del planeta son cada vez mayores. Lo llamativo es que este dato es histórico en los 70 años de vida de ACNUR.
El informe de ACNUR de 'Tendencias globales desplazamiento forzado en 2018', que acaba de publicar en vísperas del Día Mundial del Refugiado, habla por si solo. El número actual de desplazados forzosos ha crecido sustancialmente durante la última década, especialmente entre 2012 y 2015 debido al conflicto sirio; pero también por la situación en Irak, Yemen, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
DIFERENCIA ENTRE REFUGIADO Y DESPLAZADO
Eso sí, habría que distinguir entre refugiado – aquel que cruza las fronteras – y desplazado, que sería aquel que busca un lugar mejor dentro de su territorio, principalmente debido a conflictos armados. Así, en 2018, el número de refugiados en el mundo alcanzó los 25,9 millones de personas, medio millón más que el año anterior. Mientras que había 41,3 millones de personas en situación de desplazamiento interno, lo que supone un aumento frente a los 40 millones reportados en 2017.
[Sumario]
Por el momento, se estima que unos cuatro millones de venezolanos han abandonado su país y están pendientes de protección internacional. Sin duda, se trata del mayor éxodo en la historia reciente del país y una de las mayores crisis de desplazados en el mundo.
En el otro lado de este drama, está el de la solidaridad: Líbano continúa siendo el país que mayor número de refugiados acoge en relación con su población nacional: una de cada 6 personas es refugiada. Le siguen Jordania, por un lado, y por otro Turquía, que recibió el mayor número de población refugiada, con 3,7 millones a finales de 2018. La mayoría de ellos eran sirios.
Pero los que más sufren este descalabro humanitario son los niños y niñas que están obligados a convivir este drama. El pasado año, 138.600 menores cruzaban solos las fronteras, sin estar acompañados por ningún familiar o adulto. Es más, se calcula que los menores de 18 años constituyeron la mitad de la población refugiada. Uganda, en concreto, registró a 2.800 niños y niñas refugiados menores de cinco años solos o separados de sus familias.