El tsunami, provocado casi con toda seguridad por un gigantesco corrimiento de tierra submarino tras la erupción del volcán, ha afectado a varias zonas del estrecho de la Sonda, que separa las islas indonesas de Java y Sumatra, y sirve de enlace entre el mar de Java y el océano Índico.
Allí hay numerosas áreas turísticas, como una de las más afectadas, la playa de Tanjung Lesung, en la localidad de Pandegland, donde al menos 250 empleados de la empresa estatal de servicios públicos PLN disfrutaban de un evento organizado por la compañía junto a sus familias.
Al menos 92 personas han muerto en esta playa, entre ellas 7 asistentes al evento y 89 el número de asistentes no localizados. Otros 35 fallecidos han sido confirmados en Lampung Sur.
Las primeras informaciones sobre daños materiales detallan al menos 430 viviendas casi destruidas y decenas de embarcaciones afectadas.
El Presidente del país, Joko Widodo, ha ordenado a "todas las agencias gubernamentales relevantes que tomen medidas de respuesta de emergencia de inmediato, encuentren víctimas y atiendan a los heridos".
Esta tragedia es la última que sacude al país. En agosto, múltiples terremotos dejaron más de 500 muertos en la isla turística de Lombok. En octubre, un seísmo y un posterior tsunami causaron más de 1.200 muertos en la isla de Célebes.
A estas tragedias se suman la de este sábado, provocada por el volcán conocido como "El hijo del Krakatoa". La violentísima erupción de su predecesor en 1883 generó una serie de tsunamis que acabaron con las vidas de más de 36 personas. Este nuevo volcán emergió de la destrucción en 1927 y ha estado creciendo desde entonces.
Según el profesor de Geología de la Universidad de Michigan, Ben van der Pluijm, "la inestabilidad de la pendiente de un volcán activo puede crear un deslizamiento de roca que mueve una gran cantidad de agua, creando olas de tsunami locales que pueden ser muy poderosas. Esto es como dejar caer repentinamente una bolsa de arena en una bañera llena de agua".