Pedro Acevedo Reyes se hace llamar ‘el príncipe de Asturias’, y ahora está encarcelado en Bogotá (Colombia), al ser detenido en el aeropuerto de El Dorado, cuando iba a coger un vuelo hacia España, según dicen los agentes colombianos, con una cantidad de cocaína que no han concretado, por el momento. De confirmarse estos hechos, son similares a los que han llevado a la prisión de Lima a su hermano.
Un ir y venir
La historia de este hombre de 36 años, bien merece unas líneas, sobre todo cuando se dice de él que es un empresario. Para las autoridades peruanas, país del que ha entrado y salido más de 100 veces, en los últimos 10 años, no tiene oficio, pero sí parece tener buenos beneficios de actividades no aclaradas.
De lujo
Dicen las crónicas peruanas que ha residido en una de las urbanizaciones más lujosa de La Molina, uno de los 43 distritos de Lima, donde hacía ostentosas y concurridas fiestas a las que acudía lo más granado del Perú: desde modelos a futbolistas, pasando por políticos locales y otros ‘empresarios’. Siempre salía acompañado de guardaespaldas, conducía coches de alta gama y vestía como un ‘príncipe’. El lujo es lo suyo. Pero, ¿cómo financia esa vida de pompa y boato?
El verano de 2008
Veamos. En verano de 2008, Pedro Acevedo Reyes es detenido en 2 ocasiones, cuando conducía puesto de todo hasta las trancas. El 11 de junio, conducía borracho cuando chocó con un taxi en el que viajaban 2 monjas italianas. Parece que aporreó al chófer y a las pasajeras, antes de darse a la fuga hasta su residencia, donde le apresaron los agentes. En dependencias policiales se resiste y muerde en un brazo al agente de la PNP, Octavio Salazar; poco después, los abogados de Acevedo le sacan de allí, y el “indecoroso”, vuelve a su vida.
58 viajes
Nada más que 8 días después, le vuelven a engrilletar, es su segunda detención. La crónica detalla que al ser llevado al cuartelillo, registra 58 entradas a Perú, desde 2006. “Conduce un lujoso auto valorizado en 120 dólares, se desplaza siempre con guardaespaldas y no figura como dueño de ninguna compañía en nuestro país”, cuenta Rodolfo Ybarra en su blog.
A mamporros
En esta repetición de la jugada, causó severas lesiones al arquitecto José Privat Zimmermann, en el distrito de Santiago de Surco (Lima). Dicen que tras la colisión, Pedro Acevedo salió de su automóvil hecho un basilisco y se lió a mamporros con la víctima, hasta que fue inmovilizado. Entonces, los agentes descubren que ha falsificado la tarjeta andina de migración, obligatoria para circular por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia, Estados por lo que se mueve como pez en el agua.
La mansión
El 6 de abril de 2009, el ‘príncipe de Asturias’ vuelve a la actualidad, esta vez los tabloides recogen la acusación de la esposa del futbolista, Reimond Manco Albarracín, la modelo Fiorella Vento, quien denuncia que su nombre ha sido utilizado en diferentes transacciones por el español, entonces de 26 años.
Impagos
La cosa es que, además del contrato de alquiler de una casona ubicada en la exclusiva zona residencial de La Planicie, que aparece a nombre de Vento, también le cargada a la modelo los recibos de teléfono, luz y los documentos que le llegaban a Acevedo, del Juzgado de Lima. En la misma información se recuerda que el español está acusado de presunta estafa y es sospechoso de tráfico de drogas.
El ex
Según, Ronald Palma, uno de sus ex guardaespaldas, Pedro Acevedo Reyes, éste pagaban 3.500 dólares por el chalé, cada mes. “Siempre alquilaba inmuebles a través de terceras personas y la última vez lo hizo a nombre de Fiorella Vento”, reveló, a la par que se descubría que debía varios meses y varios recibos.
Se acabó la fiesta
Dicen que sus relaciones con distintas modelos, empresarias y gentes de alta alcurnia eran abundantes y frecuentes, porque Acevedo necesita moverse en mundos y submundos, de los que hay quien dice que tiran de coca en reunión aquí, fiestecilla allá. Bueno, pendiente está de concluir la investigación; lo cierto es que Perú su cansa de este chaval que vive la vida loca y le echa del país, por la frontera norte.
¿Qué suerte correrá ahora?, ¿ha agotado en beneplácito de sus influyentes amistades?, ¿serán sus abogados capaces de sacarle de este último lío?