Unas 70 personas se han visto desplazadas y muchas están viviendo en campamentos improvisados con restos de madera y plástico en Palu, la localidad más golpeada y sus alrededores.
"Francamente, no tenemos la capacidad para organizar y centrar nuestros esfuerzos ahora mismo", comenta la doctora Jumriani, Jefa de los Servicios de Salud del Departamento de Sanidad Provincial, en declaraciones a Reuters, en una tienda de campaña instalada frente a lo que era su oficina, que resultó dañada. "Los campamentos de evacuados están dispersos por todas partes y también nuestros voluntarios", añade. Las pizarras blancas instaladas en su tienda están llenas de cifras de varios casos médicos en distintas zonas.
"Inicialmente estamos tratando principalmente heridas. Ahora nuestra principal preocupación es la diarrea, la gripe, las enfermedades de la piel, principalmente por la falta de agua potable y la exposición", explica.
El plan para trasladar a los desplazados a comunidades más organizadas está siendo redactado y la agencia de gestión de desastres está buscando 10 tiendas de campaña. Por ahora, los desplazados están instalados bajo lonas junto a las carreteras, la mayoría sin letrinas adecuadas, en medio de montones de basura. Cuando hay una letrina disponible, decenas de personas dependen de ella.
"Ahora estamos recibiendo suficientes suministros, hay comida y agua, pero muchos niños han comenzado a enfermar con diarrea y gripe", comenta Megawati, de 31 años, mientras acuna a su hijo.
Dado que en noviembre comienza la temporada de lluvias, es esencial mejorar las condiciones lo más rápido posible, subraya Samuel Carpenter, asesor humanitario del Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID) del Gobierno británico. "La preocupación inmediata es el refugio y las enfermedades que se transmiten por el agua", insiste. "Necesitamos estar preparados para brotes", añade.
El terremoto destruyó buena parte del sistema de aguas de Palu y harán falta meses para repararlo, señala el funcionario municipal, TM Nazar. "El saneamiento sigue siendo una preocupación importante", reconoce.
Un médico voluntario estima que hasta el 40% de los desplazados padece diarrea, la mayoría de ellos, niños menores de 6 años. Según este médico, Fauzan Abdul Hadi, se está enviando medicamentos y material desde las oficinas provinciales y se están estableciendo puestos médicos, pero los servicios son caóticos. "En estos momentos estamos gestionando las cosas caso por caso. No he oido nada del Gobierno aún sobre una ayuda médica sistemática", señala.
Un barco hospital de la Marina con más de 30 médicos y 5 quirófanos ha atracado en Palu y ha ofrecido servicios vitales, especialmente para los heridos rescatados de debajo de los escombros. Según Heru Setiano, anestesista a bordo del "KRI Dr. Soeharso", "muchos pacientes no fueron encontrados rápido así que las infecciones son tan malas que tuvieron que ser operados inmediatamente", señala.