Una fosa común que contiene los restos de bebés y niños ha sido descubierta en un antiguo convento católico en Irlanda, donde se ha dicho que hasta 800 murieron, según investigadores nombrados por el gobierno. Las excavaciones en la casa de acogida para madres solteras en la localidad irlandesa de Tuam, Condado de Galway, han descubierto una estructura subterránea dividida en 20 cámaras que contienen “cantidades significativas de restos humanos”.
La comisión dijo que el análisis de restos seleccionados reveló que las edades de los fallecidos oscilaban entre 35 semanas y tres años. Se encontró que los muertos habían sido enterrados principalmente en los años 50, cuando el convento era uno de los más de doce en Irlanda que ofrecían refugio a los huérfanos, a madres solteras y a sus niños. La casa Tuam se cerró en 1961.
Se cree que los bebés fallecidos fueron enterrados secretamente durante un período de 36 años. Se sospecha que fueron enterrados en un terreno no consagrado sin lápidas o ataúdes entre 1925 y 1961. Los informes muestran que sufrieron desnutrición y abandono, lo que causó la muerte de muchos, mientras que otros murieron de sarampión, convulsiones, tuberculosis, gastroenteritis y neumonía.
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Una fuente cercana a la investigación dijo: “Nadie conoce el número total de bebés en la tumba. Hay 796 registros de defunción pero son sólo los que conocemos. Dios sabe quién más está en la tumba. Lleva años y nadie conoce la extensión o el total de los cuerpos que hay allí”.
La casa, dirigida por las Hermanas Bon Secours, una orden religiosa católica de monjas, recibía a mujeres embarazadas solteras para dar a luz. Las mujeres eran separadas de sus hijos, que se quedaban en otra parte de la casa, y eran criados por monjas, hasta que pudieran ser adoptados.
El descubrimiento confirma décadas de sospechas de que la gran mayoría de los niños que murieron en el convento fueron enterrados en tumbas sin marcar, una práctica común en estas instalaciones administradas por católicos en medio de altas tasas de mortalidad infantil en Irlanda a principios del siglo XX.
El gobierno irlandés en 2014 creó una comisión después del trabajo realizado por una historiadora de Tuam, Catherine Corless, que encontró certificados de defunción para casi 800 niños que eran residentes en el convento, pero los registros de entierro para sólo dos.
“Todo señalaba que esta zona era una fosa común”, dijo Corless previamente al periódico The Guardian. Ella recordó cómo los muchachos que juega en el campo habían dicho que habían visto un montón de huesos en una cámara oculta bajo tierra allí a mediados de los años 70.
La delegada del gobierno para los niños, Katherine Zappone, dijo que las conclusiones eran “tristes y preocupantes” y prometió que las familias de los niños serían consultadas sobre la provisión de entierros apropiados y otros monumentos conmemorativos.
“Vamos a honrar su memoria y a asegurarnos de que tomamos las acciones correctas ahora para tratar sus restos de manera adecuada”, dijo Zappone.
Amparándose en la Ley de Libertad de Información, Corless solicitó los registros del condado de Galway en el hogar desde 1925 hasta 1961. Pero se los rechazaron.
Lo que si le dieron fueron documentos de los años setenta, incluyendo un mapa oficial de la finca actual que el consejo construyó en el sitio.
“Obviamente no vieron la importancia”, dijo Corless. “Hay un área a través del mapa marcada como cementerio”, dice ella. “Primero, las casas fueron construidas alrededor de esa área. Finalmente se construyó un patio de juegos en una parte del mismo cementerio”.