Un real decreto del rey Salman ha preexonerado a las tropas que combaten en Yemen de cualquier responsabilidad por su conducta en la guerra, donde hay miles de civiles entre muertos o heridos.
Esta declaración anuncia el perdón anticipado, ha sido difundida por la agencia de noticias estatal SPA, acoge que el perdón se extiende a “todos los militares de todas las fuerzas armadas” participantes en la Operación Restaurando Esperanza, cita el nombre en clave oficial de la invasión de Yemen liderada por Riad.
Exculpa a las tropas involucradas en las hostilidades de “sus respectivas sanciones militares y disciplinarias, con respecto a algunas reglas y disciplinas”. Esta declaración emitida por el Spa no especificaba ningún crimen, pero dijo que la medida era para mostrar aprecio por las “heroicidades y sacrificios” de los soldados.
La coalición con Arabia Saudita a la cabeza ha estado librando una campaña militar contra los rebeldes chiítas huzíes que tienen el respaldo de Irán en Yemen desde marzo de 2015, intentado poner en el poder al derrocado presidente de Yemen. Riyadh había formado una alianza de estados árabes, y su ofensiva inicialmente expulsó a los houthis de las franjas de tierra en el sur, pero luego se estancó. Loso houthis continúan golpeando a las tropas árabes, con ataques sorpresa y empleando tácticas de guerrilla.
Desde el comienzo de la campaña liderada por Arabia Saudi, la coalición ha sido acusada repetidamente de asesinar a civiles en sus ataques aéreos, pero sin admitir responsabilidad de esos accidentes. Las fuerzas dirigidas por Arabia Saudí han estado atacando repetidamente objetos civiles, así grupos de derechos humanos dicen que sus reglas de enfrentamiento equivalían a crímenes de guerra. El pasado año, un oficial de Human Rights Watch, Ahmed Benchemsi, aseguró a RT que 61 ataques aéreos documentados, conducidos por la coalición, “pueden equivales a crímenes de guerra, que han matado a casi 900 civiles y han golpeado áreas civiles, incluyendo mercados, hospitales, escuelas y hogares”.
El año pasado, un informe presentado en el Consejo de Seguridad de la ONU concluyó que en ocho de cada diez investigaciones sobre bombardeos saudíes “el panel no encontró evidencia de que los ataques aéreos se dirigieran a objetivos militares legítimos”. En las investigaciones, el panel dijo “es casi seguro que la coalición no cumplió con los requisitos del derecho internacional humanitario de proporcionalidad y precauciones en el ataque”.
La guerra del Yemen, entró en su tercer año en 2018, ha llevado a más de ocho millones de personas en el país más pobre de la región al borde del hambre. La peor crisis humanitaria en el planeta ha provocado que casi dos tercios de la población tengan dificultades para proporcionar alimentos y servicios básicos a sus familias.
La campaña y el bloqueo impuesto por Arabia a esta nación empobrecida han contribuido a una crisis humanitaria en Yemen, que incluye un importante brote de cólera y una desnutrición continua de la población, dicen las organizaciones de derechos humanos.
Así, las principales potencias de occidente, que inducen a los Estados Unidos y al Reino Unido, han contribuido a la guerra saudita vendiendo armas a Riad y proporcionando a las misiones aéreas de la coalición reabastecimiento de combustible y objetivos de inteligencia.