La polémica y las políticas de cierre de fronteras vuelven a golpear a Italia. Salvini ha remarcado que los barcos de las ONGs no tocarán suelo italiano acusando a la ONG de no respetar las ordenes de los Guardacostas de Libia y de Italia, alegando que la Guardia Costera de Italia envió un mensaje al barco diciendo que no se movieran de la Costa Libia ya que el Gobierno de ese pais iba a ocuparse de los refugiados, pero, y citando textualmente: "(…)estos desgraciados, incluso poniendo en peligro la vida de los inmigrantes en estos botes, no han escuchado a nadie y han intervenido cargando cantidad de carne humana a bordo".
Salvini también afirma que solicitó por nota oficial conocer si la embarcación de Lifeline y que actua con bandera holandesa es de ese país, para reclamar las responsabilidades oportunas.
Esta es la crisis que sigue a la que el propio Salvini con el Aquarius de SOS Méditerranée y que acabó en territorio español, tras el ofrecimiento del Gobierno de hacerse cargo de la situación. Salvini alertó que su intenció es acabar con las mafias de inmigración clandestina que causa miles de víctimas en el Mediterráneo y con los taxis del mar que acaban desembarcando en Italia.
Italia ya rechazó dar un puerto al Aquarius de la ONG SOS Méditerranée con 630 inmigrantes a bordo y que finalmente desembarcó en Valencia tras el ofrecimiento del Gobierno español, y que ahora está regresando de nuevo al Mediterráneo central. "Queremos acabar con la mafia de la inmigración clandestina que causa miles de víctimas", aseguró el también líder de la ultraderechista Liga, que agregó que no permitirán la existencia de los "taxis del mar que luego desembarcan en Italia".
El Ministro de Interior Italiano también ha anunciado que debe ser Libia y sus guardacostas los que acaben con este proble,a ya que Italia no puede hacerse cargo de los costes económicos y sociales de la inmigración descontrolada. Además afirmó que: "España y Francia se tienen que hacer cargo de los miles de inmigrantes que aceptaron que fueran reubicados" y que en el Mediterráneo operan barcos tunecinos, franceses, españoles que deberían hacerse cargo del problema.