El pequeño Alfie Evans, que lleva semanas conmocionando a medio mundo, no podrá viajar a Italia para recibir tratamiento por la extraña y desconocida enfermedad que padece. Así lo ha dictaminado un juez del Tribunal Superior de Manchester.
Alfie, de solo 23 meses, sufre una rara enfermedad cerebral degenerativa, que lo mantiene hospitalizado desde 2016. Sin embargo, su situación se ha dado a conocer últimamente, después de que la Justicia fallase a favor de los médicos británicos que querían desconectarlo, en contra de la voluntad de los padres del pequeño.
La implicación de El Vaticano y del Gobierno de Italia hizo que, este lunes, se le concediese al pequeño Evans la nacionalidad italiana. El objetivo de esta medida era conseguir que Alfie fuese trasladado a Roma, para ser ingresado en el Hospital Bambino Gesú. De hecho, Italia había dispuesto un avión militar medicalizado para llevar a cabo el traslado.
Sin embargo, ese cambio no consiguió parar a los médicos, que el lunes por la noche desconectaron el ventilador que ayudaba a respirar al menor. Contra todo pronóstico, esa desconexión no acabó con la vida de Alfie que, a estas horas, sigue respirando por sí mismo, aunque se le suministra oxígeno.
Pese a ello, ni el Tribunal británico ni el Tribunal Europeo de Derechos Humanos cambian su sentencia. Consideran que los médicos han dejado claro que Alfie no tiene ninguna oportunidad de curación y que mantener su tratamiento sería “cruel e inhumano”.
Lo que sí permite el juez es que Alfie Evans salga del hospital para pasar sus últimos momentos en su casa, con su familia. Esta decisión no convence en absoluto a los padres del pequeño, que denuncian que “lo condenan a morir de hambre”, ya que puede respirar, pero necesita que lo alimenten.