Sanitarios sin protección en el Hospital Ramón y Cajal

Trabajadores del hospital donde se atiende a enfermos de Covid-19 manifiestan preocupación al final del contrato porque no saben si están infectados o dónde pasarían la cuarentena.
Miguel Doncel
España
06.05.2020
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Falta de material, reutilización y esterilización dudosa de trajes de protección biológica e incertidumbre laboral. Los sanitarios se han convertido en héroes de la noche a la mañana pero, poco a poco, parecen caer en el olvido. Al menos, hablando de su seguridad. Al menos así lo denuncian algunos sanitarios del madrileño Hospital Ramón y Cajal en la primera semana del desconfinamiento por la crisis sanitaria del Covid-19.

Ana Rosa (nombre ficticio) trabaja como auxiliar de enfermería en el centro sanitario de Madrid. Pero realmente viene desde la Comunidad Valenciana. Ella ha querido hablar con Columna Cero, reafirmando lo dicho por un grupo de trabajadores, para dejar testimonio de la situación a la que se ven abocados cuando empieza a verse el final del camino. "A mí me pueden echar en cualquier momento", lamenta.

"Me pueden llamar y decirme que me vaya a mi casa… Y como yo estoy en un hotel por la situación laboral, ¿me tengo que ir del hotel?", nos cuenta preocupada. El fundamento para tales dudas viene después de ver desfilar a los compañeros que han estado arrimando el hombro en el hospital de campaña levantado en IFEMA, que de un día para otro los ha visto marcharse de su hospedaje.

Aquellos aclamados héroes del hospital más grande de España, tal y como se habría anunciado a bombo y platillo en la prensa, tienen que despedirse cabizbajos con el recuerdo de la batalla. "De un día para otro, tenías un trabajo y ya no", sostiene. "En mi caso no es así, pero si tienes un familiar de riesgo con qué cojones te vas a casa", elucubra Ana Rosa.

"Yo creo que estaban tan desesperados de encontrar gente que era ya al precio que sea". Y es que, la auxiliar de enfermería del Ramón y Cajal, cuenta que en ningún momento le han hecho test para comprobar si estaba enferma de Coronavirus antes de comenzar a trabajar. Tal y como lo corroboran el resto de sanitarios que la han acompañado para atestiguar sus palabras.

 

"¿Por qué no me hacen un test?"

"Ahora están haciendo unos test, que en mi caso no me podían hacer porque no tengo historia clínica en Madrid, que me han dicho que ya me llamarán. Pero llevo diez días esperando esa llamada. Te lo hacen para ver si tienes los anticuerpos. Pero eso creo que tiene que ver con un estudio de cuántos sanitarios infectados hay más que para ver si estamos infectados. ¿Me explico? Si no te hacen un test rápido y ya está".

Una preocupación que tiene su motivo, ya que, como dice, si se va a casa está "esparciendo el virus". "Pero es que no puedo hacer nada, no tengo otra opción", asegura.  Sin posibilidad de alquilar un apartamento debido a las circunstancias, se pregunta que si se pudiera "por qué tengo que alquilar yo un apartamento catorce días para hacer una cuarentena". "¿Por qué no me hacen un test?", cuestiona.

REUTILIZACIÓN DE TRAJES DE PROTECCIÓN BIOLÓGICA Y DERRUMBE DE PARTE DEL TECHO DEL HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL

Aunque para Ana Rosa la situación que ha percibido es algo de lo que hemos podido ser testigos, también, a través de los medios de comunicación. La escasez de recursos se ha hecho patente en el día a día. "Faltan muchísimas cosas", señala. Y aunque recoge que suele reponerse con asiduidad en ocasiones se encuentran con situaciones complicadas.

[Sumario]

"Esponjas sí que sé que estuvieron faltando varios días", comienza a revelar. "El otro día faltaba el sistema arterial, el sistema arterial sirve para cuando alguien lo ingresan, cuando le pones una vía, no se desangre. Entonces imagínate que te llega un ingreso de urgencia y no hay. Cómo lo hacemos. Una cosa curiosa es que hay escasez de fundas de almohada, algo tan básico".

Y la casualidad ha hecho que durante estos días de estrés se haya derrumbado parte de un techo. ¿La consecuencia? Varios puntos de sutura para un paciente que precisamente se encontraba en un delicado estado de salud. Y aunque pudiera "haberlo matado", tal y como cuentan, no hay que lamentarse. Y solo queda el susto.

Por si fuera poco los protocolos de descontaminación han sido inexistentes, según nos cuenta Ana Rosa. Y más con los uniformes, que se han visto obligados a reutilizarlos, hasta diez usos, ante la escasez. "En esterilización nos dijeron que nadie nos aseguraba que eso [los monos anticontaminación biológica] realmente se esté esterilizando, porque es de usar y tirar", apunta. "Si tú esterilizas una cucharilla de plástico nadie te dice que eso esté esterilizado porque no está hecho para eso".

Y aunque parezca que el centro está limpio asegura que "está contaminado".  "No es una UCI, es un hospital de día", relata para añadir que "no hay nada que separe, no hay mamparas". Y eso, sumado a que no cabe mención sobre la protección del calzado, que toca el traje por su interior al ser retirado. 

"Desde boxes donde está el escritorio que tú escribes hasta el paciente hay como mucho un metro y medio, entonces está todo contaminado", explica. "Lo importante es que no se contamine el uniforme por dentro, que no toque tu piel pero en el momento que eso se deja ahí colgado se está contaminando".

"Si tú esterilizas una cucharilla de plástico nadie te dice que esté esterilizado"

Pero toda esta historia tiene un final feliz. Y es que, a pesar de los avatares que han hecho a los sanitarios vivir una situación complicada día a día, también pueden recordar historias llenas de humanidad. "Los sanitarios nos estamos volcando muchísimo con los pacientes y dentro de lo que se puede hacer, estamos haciendo lo mejor".

Y es que, aunque solamente le preguntaron si tenía síntomas antes de comenzar su labor en el Ramón y Cajal, el rumbo de los acontecimientos cambiaba ligeramente. Porque afirma que cuando ha manifestado tener indicios sí le han hecho el test de la misma manera que a todos los que habían usado mascarillas defectuosas.

"¡Me ha dado negativo!", nos contaba rebosante de alegría en un mensaje enviado por WhatsApp días después de la entrevista. Ahora, sin miedo, Ana Rosa puede volver a su hogar para disfrutar del cariño de los suyos con el recuerdo de haberse esforzado por cuidar a los que más lo necesitaba.

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