27 tiendas de campaña permanecen sujetas al suelo de Plaça Sant Jaume. Es 16 de septiembre, domingo, y son las 18:15h. Tres personas aprovechan la parte derecha de la plaza para unirse a la acampada. A ellos se unen dos tiendas más. Los primeros empezaron el miércoles, con motivo de la Diada. Se trata de la Acampada por la Libertad y el último objetivo, según el portavoz de Comunicación, “es la independencia, ya luego se vería si monárquica o republicana”.
Rojos, azules o verdes, todos los refugios se encuentran cercados con una cinta amarilla. También los adornan banderas negras y blancas o esteladas. Junto a ellos, tres carpas blancas: una que sirve de almacenaje de la comida que, en conjunto, van trayendo; otra como punto de información de la organización Victoria, cuyos miembros ofrecen recogidas de firmas pro-república que serían depositadas en una urna del 1-0 asentada cerca de una pancarta que dice: “Vam votar, vam guanyar”; y una tercera carpa repleta de libros que los integrantes de la acampada han ido depositando.
Este grupo de personas procedentes de diferentes puntos de Cataluña está organizado en cinco grupos: Comunicación, Seguridad, Logística, Cocina e Higiene. Se rigen mediante un sistema asambleario en el que integran debates: “Por ahora, entre nosotros, pero esperamos que pronto se unan políticos”, confiesa el portavoz de Comunicación, tras explicar que ya han mantenido conversaciones con Quim Torra, presidente de la Generalitat, la consejera de Justicia, Ester Capella, el conserje de Asuntos Sociales y Trabajo, Chakir el Homrani, y la consejera de Agricultura, Teresa Jordà. El portavoz añade: “Lo que caracteriza esta acampada es la solidaridad. El primer día, ninguno nos conocíamos entre nosotros y ahora somos como una familia. Hay personas que nos trae comida en furgonetas. Otros ofrecemos ducha a los que vienen de fuera. Esto podría ser el ejemplo perfecto de cómo funcionaría un nuevo país”.
Según algunos titulares, esta acampada terminaría con la independencia. Respecto a esto, el portavoz advierte: “Vienen fechas muy malas, somos conscientes de que tendremos que desalojar en poco tiempo, intentaremos aguantar hasta el 1-O”. Así, hace un llamamiento a la ciudadanía joven: “A ellos les cuesta venir, a los más ancianos no”.
35 personas acamparon el primer día. Seis se fueron a dormir a casa al día siguiente para que luego se unieran 20 más. La noche del sábado, dormían 50 personas en el cuadrilátero entre el Palau de la Generalitat y el Ayuntamiento. Ahora, la plaza está mucho más llena, miembros procedentes de VOX y Hablamos Español, entre otros, la ocupan para manifestar su oposición a la inmersión lingüística. Frente a esto, los acampados hacen una contra-protesta, manifestando su apoyo a las dos lenguas oficiales: catalán y castellano. La tensión estalla y las organizaciones derechistas optan por mover su escenario hacia la plaza más cercana. Esa misma noche, los Mossus harán vigilancia en Sant Jaume ante posibles altercados. Es así como la segunda carpa se llena de más y más libros escritos en ambas lenguas como símbolo de defensa.