Los buñuelos del viento forman parte de la rica repostería mexicana conformada por muchísimos sabores tradicionales del país azteca, que no dejan de deslumbrar al mundo. Muchísimas recetas han sido traspasadas entre las generaciones de los mexicanos y, a pesar del paso del tiempo, siguen siendo célebres y muy reconocidas en otros países.
Para cocinar los buñuelos del viento se necesitan una taza de leche, 50 gramos de mantequilla, un octavo de cucharadita de sal, una taza de harina, seis huevos y aceite de maíz.
Se coloca al fuego una cacerola con la leche, la mantequilla y la sal. Cuando suelta el hervor, se agrega la harina de un solo golpe y se mueve con una palita de madera hasta formar una masa consistente y obtener así una pasta que sea posible de desprender de los lados de la cacerola, casi formando una bola.
Llegado a este punto, se retira del fuego y se agregan los huevos uno por uno. Al principio, la pasta queda muy brillante; pero no debe añadirse el otro huevo hasta que la masa se vea opaca, es decir cuando el huevo incorporado esté bien hermanado con la masa.
Seguidamente se coloca suficiente aceite en una cacerola. Cuando está bien caliente, se dejan caer cucharaditas o cucharadas de pasta. Cuando están fritos por un lado, se voltean. Se escurren en la grasa en un colador grande, No deben colocarse muchos al mismo tiempo, para que no se peguen unos con otros.
Para preparar el jarabe que acompaña a los buñuelos se necesita 1 litro de agua, ½ kilo de piloncillo claro o azúcar mascacabada, un limón partido y una ramita de canela. Se pone al fuego el agua o el piloncillo de azúcar. Cuando se ha derretido bien y suelta el hervor, se agregan el limón y la canela. No debe moverse para que espese un poco. Se colocan los buñuelos en una budinera refractaria honda y se bañan con el jarabe colado. Se sirven calientes.
La receta del panqué de nata
Para cocinar el panque de nata se necesitan dos tazas de harina, tres cucharaditas de polvo de hornear, una pizca de sal, cuatro huevos grandes o cinco chicos, una taza de nata de leche hervida, tres cuartos de taza de azúcar, una cucharada de ron o brandy, ralladura de un limón o de media naranja.
Se prepara un buen batido de nata. Si está demasiado suelta se pueden agregar dos cucharadas de mantequilla y en caso de estar muy reseca o espesa pueden agregarse las dos cucharadas de leche. Seguidamente, se agrega el azúcar, se sigue batiendo y se añaden las yemas, las ralladuras de limón y naranja.
Lentamente se va incorporando a esta mezcla la harina cernida con el polvo de hornear, la sal, el ron y el brandy. Luego se colocan las claras batidas a punto de turrón. Esto se hace muy suavemente, con movimiento de envolver y sin batir fuerte.
La pasta se vierte en un molde grande o dos medianos de forma cuadrada, bien engrasados y enharinados o forrados con papel encerado. Esta preparación se hornea a 350° F o 165° C durante 45 minutos. Cuando se consideren a punto, se dejan un poco sobre una rejilla. Se pasa un cuchillo o espátula alrededor y se voltean sobre la misma rejilla. Se voltean nuevamente y se espolvorean con azúcar glass.
Al panqué de nata se le coloca pasitas sin semillas y algunas rajitas de almendras, las cuales pueden espolvorearse con un poco de harina para que no se vayan al fondo de la preparación.