La cebolla es una planta originaria de Oriente, ya conocida por la Grecia clásica hace mucho tiempo. Su uso en la cocina triunfó desde hace muchos años en el Mediterráneo y ha sido la base de mil y un platos de la civilización latina. Pero la presencia de la cebolla no se limita solamente al Mediterráneo, debido a sus valiosos aportes a la hora de cocinar, la cebolla anda triunfal por los fogones de la cocina centroeuropea y es una base brillante de los grandes platos de páprika húngaros, de los kebassi turcos y de la mayoría de los rellenos de este antiguo país. La cebolla es un ingrediente muy común en la cocina rusa, en la polaca y en la rumana. Es un elemento muy principal de todas las cocinas civilizadas conocidas.
Algunas investigaciones sobre la historia de la cocina en el mundo revelan que con la cebolla se han preparado los más originales platos, desde postres, como la tarta de cebolla, hasta un puré: el puré Soubise dedicado al célebre e indolente príncipe del siglo XVIII por su cocinero. Por otra parte, para este príncipe su cocinero inventó la Omelette Royale, la reina de todas las tortillas que hayan existido. Sin embargo, la realidad es que estas tortillas eran dos: una pequeña, rellena de puré de trufas, crestas y riñones de pollo, que rellenaba a su vez a otra hecha con crema doble (la tortilla aparecía envuelta por tercera vez con unas finas lonjas de foie-gras, salpicadas de trufas). Todos los apelativos que en la cocina francesa llevan el nombre del príncipe de Soubise tienen, como dulce denominador común, la cebolla.
Entre los platos más deliciosos y fragantes se encuentra la sopa de cebolla, un plato que ha quedado ligado a Stanislas Leszczynsky. Mucho se ha comentado sobre este benemérito príncipe que presidió la carpa á la Chambord, inventó el Babá y tiene una célebre receta de faisán. A este príncipe también se le ha atribuido haber popularizado la sopa de cebolla.
En el sabio diccionario de Alejandro Dumas se describen algunos aspectos sobre este tema: “En uno de los viajes que hacía de Lorena a Versalles, donde iba cada año a visitar a su hija, Stanislas Leszczynsky se paró en una posada en Chalons, donde le fue servida una sopa tan delicada y tan cuidada, que no quiso continuar su camino sin haber aprendido a prepararla. Arrebujado en su real batín, descendió a la cocina y quiso que el cocinero volviera a preparar una sopa ante sus ojos. Ni el humo, ni los vapores lacrimógenos de la cebolla, que le hacían llorar gruesas lágrimas, pudieron distraer su regia atención. Lo observó, tomó nota de todo, y no se fue hasta haber aprendido a hacer la sopa”.
La sopa de cebolla, muy práctica y fácil de preparar
Para preparar este delicioso platillo se dora la cebolla, finamente cortada, en la sartén con mantequilla, con un poco de harina y con azúcar. Luego a esto se le añade un caldo, o agua si se quiere hacer más sencilla, se sala, se pimienta y después se vierten en ella unas rebanaditas de pan. Finalmente se gratina con queso de Parma.