El lacón con Grelos es un patillo muy especial de la fabulosa cocina de España, considerado como una de las recetas más densas y fuertes. Esta es una de las más emblemáticas comidas tradicionales, un plato severo y suculento a la vez, de una gran sabiduría, ya que el exceso de grasa del lacón, es decir, del cotillo de cerdo curado, y de los chorizos, es corregido por el amador de los grelos, que son las nabizas y sumidades tiernas y comestibles de los tallos de nabos.
Para cocinar el Lacón con Grelos en una olla o marmita se cuecen, a fuego suave y continuo el lacón, orejas de cerdo y careta salada, durante una hora y media aproximadamente. Después se sacan de la olla y se cortan en trozos regulares, depositándolos en otra cacerola y cubriéndolos de caldo.
Por otra parte, en el caldo de la cocción se colocan los grelos cortados a trozos y lavados, se cuecen durante unos cinco minutos y se escurren; también se echan chorizos y patatas. Se añade sal y se cuece todo ello a fuego lento. Luego se deja de reposar durante un buen rato. En el momento de servir en la mesa, se colocan el lacón, la careta y la oreja de cerdo encima de los grelos, y por los lados de la fuente las patatas y los chorizos alternados. Se pueden servir también los grelos y las patatas en una fuente, y el resto en otra.
¿Cómo preparar el cordero asado?
Algunos estudios sobre gastronomía española revelan que igual que lo son el lechón y el cochinillo, las tierras de Castilla son patria de los mejores corderos españoles. El cordero joven, corderito o lechal, cuando no han cumplido el año de edad, entra en la Gran Cocina de Castilla la Vieja, la cual está presidida por los asados.
En los fogones castellanos el asado de cordero y de cerdo alcanza su máxima perfección. Sin embargo, este animal abunda, y suele ser de óptima calidad, en casi toda España. Desde Galicia a Almería, desde Cataluña a Huelva, el cordero en una de las máximas contantes del buen comer español.
Para la elaboración de este delicioso plato es necesario limpiar el cordero, se le hacen unas incisiones para seccionar sus nervios, se le echa sal y se frota toda su carne con un poco de agua. Se coloca luego en una tartera al horno, con muy poca manteca. Se le da vueltas de vez en cuando y se retira de la tartera la grasa sobrante para que no se refría en ella el cordero. Para que se ase, serán necesarias unas dos horas y media de horno. A final se avivará el fuego y se rociará el cordero por encima con su propia grasa para que se dore. Una buena sugerencia es servirlo con patatas fritas y una ensalada de lechuga.
Con estos dos increíbles platillos tradicionales, nuevamente la cocina española luce orgullosa sus magníficos sabores, los cuales de la mano de cocineros, chefs y ayudantes de cocina se han establecido exitosamente en varios países alrededor del mundo.