La ciberviolencia es cada vez más frecuente en el colectivo de adolescentes y no se limita a controlar a la pareja, sino que se compone de un conjunto de acciones repetidas dirigidas a hacer daño a la otra persona. El 60% de los adolescentes ha sufrido acoso online. Estas conductas incluyen visitas frecuentes al perfil de la pareja en redes sociales, envío de mensajes vejatorios o amenazantes, difusión de información negativa sobre la pareja y robo y uso indebido de contraseñas. Además, estas acciones no tienen un límite temporal, ya que continúan una vez finalizada la relación.
El grupo de investigación PSIDES, formado por 6 psicólogos y 2 educadores sociales de la UPV/EHU, ha puesto en marcha un programa piloto en los últimos meses para combatir la ciberviolencia en la pareja. Este programa piloto –Cyber Dating Abuse-Stop (CDA-Stop)– está dirigido al alumnado de tres centros educativos de la CAV, concretamente de segundo y tercero de la ESO, y tiene como objetivo educar y concienciar a los adolescentes sobre la ciberviolencia en la pareja.
El programa piloto ya se ha aplicado entre enero y mayo en un instituto público y una ikastola. De cara a septiembre, se llevará a cabo en otro centro concertado.
Esta investigación les ha parecido muy interesante al profesorado de los centros. “Este curso hemos notado que la relación de pareja de algunos de nuestros alumnos no era del todo sana. Y nos hemos dado cuenta de que realmente hay un tema a tratar ", explican el director y el orientador del instituto público
“A raíz de las investigaciones realizadas con anterioridad en torno a la violencia en la pareja, vimos que había un vacío en el ámbito de la ciberviolencia, ya que la violencia en la pareja no solo ocurre offline. La juventud utiliza las redes sociales e Internet para comunicarse y vimos que ahí había un espacio donde observar”, señala María Dosil, profesora del grupo de investigación PSIDES de la Facultad de Educación de Bilbao de la UPV/EHU.
Impacto en la salud mental de la juventud
Este nuevo tipo de violencia, que se extiende fácil y rápidamente debido a las posibilidades que ofrecen las tecnologías y las redes sociales, genera a en la juventud afectada falta de autoestima, problemas psicológicos, ansiedad y depresión. “Aunque los adolescentes saben identificar actitudes que son sexistas y mitos del amor romántico, en ese mundo online no hacen esa reflexión, no piensan en ello. Un claro ejemplo de ello es cuando, por ejemplo, dan like a publicaciones que muestran relaciones estereotipadas e idealizadas, o cuando las suben a Instagram Stories”, asegura Dosil.
“La ciberviolencia provoca graves consecuencias en la juventud. En primer lugar, provoca la inmersión en las relaciones tóxicas y les cuesta identificar los comportamientos y actitudes que forman parte de la violencia. En segundo lugar, interiorizan ideas sexistas muy profundas que después son muy difíciles de cambiar. En tercer lugar, y de cara al futuro de los y las jóvenes, crea riesgos personales, por ejemplo, en la forma de educar a sus hijos y en las decisiones que van a tomar en su vida profesional”, aclara la profesora.
El programa piloto está dirigido al alumnado de 13 a 15 años y se desarrolla en 12 sesiones de una hora de duración cada una y divididas en 3 módulos. En el primer módulo se trabajan las emociones y su conocimiento y control. En el segundo, los riesgos en Internet. En la tercera, se trabaja específicamente la violencia en sí misma, y una vez terminada ésta, se aborda el ámbito de la ciberviolencia.
“En este programa piloto, y como siempre antes de abordar cualquier tipo de violencia en la pareja, hay que trabajar otras habilidades como la inteligencia emocional, el sexismo, los roles de género, la empatía, los riesgos de Internet en general, la seguridad en las redes sociales y, posteriormente, la violencia en la pareja, que ocurre fuera de Internet”, explica la investigadora. “No nos centramos solo en la sexualidad, detrás, hay mucho más”, detalla.
Planteado a través de una metodología dinámica y orientado a la participación, en este programa piloto se han utilizado diversos materiales creados por el equipo de investigación, como cómics y vídeos. El programa no solo despierta el interés del alumnado participante, sino que trata de que se identifiquen con las y los protagonistas. Para ello, junto a los materiales, se utilizan otras estrategias de participación del alumnado, como juegos de rol, pequeños grupos de discusión y análisis de situaciones reales de ciberviolencia.
Para la investigadora son necesarios programas como CDA-Stop, ya que considera que son los puntos de partida idóneos para acabar con el problema de la ciberviolencia, “pero todavía no son suficientes para frenar este fenómeno”. En palabras de María Dosil, “El lenguaje es poder; para entender los problemas de la juventud tenemos que entender y utilizar su idioma. El programa piloto abre el camino para entablar conversaciones con ellas y ellos”.
“Creo que la formación para la prevención de la violencia debería haber sido un conocimiento obligatorio dentro del currículo formal. En las redes e Internet no dejan de salir imágenes y contenidos que hacen referencia a la violencia, aunque no los busquen los niños, niñas y adolescentes. Por eso es muy importante que la prevención se haga desde la infancia, 8 años o antes”, explica Dosil.