El acoso escolar ‘en persona’ está dejando paso al ciberbullying entre los más jóvenes de la Región, ya que mientras que los primeros casos han descendido un 0,2% en el último año, en los segundos han aumentado en esa misma cantidad.
Este es uno de los datos que se reflejan en el ‘II Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying, según los afectados’, realizado por las fundaciones Mutua Madrileña y Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR), que compara datos del trienio 2013-2015 y los de 2016.
En el caso de la Región, el informe concluye que mientras que las víctimas de acoso escolar han pasado en ese periodo de 1,4 a 1,2% de los casos, en el apartado del ciberbullying, se han incrementado en la misma proporción, de 1,7% de víctimas a 1,9.
El estudio se basa en las llamadas recogidas en los teléfonos gratuitos (900 20 20 10 y 116 111), desde los que se registraron, atendieron y gestionaron 1.207 casos reales en 2016 (uno de cada cuatro era a través de las redes), lo que supone un 87,7% más que en 2015. Lo podemos encontrar en la página web www.anar.org.
Destaca, con carácter general, que se ha reducido la edad media del acosado, de 11,6 años a 10,9 años, y el número de víctimas de 7 años o menos ha aumentado desde el 8,7% del anterior estudio al 14,25%.
En los casos de 7 años o menos son los padres los que llaman a ANAR para denunciar y «ya no dejan pasar» que su hijo llegue a casa diciendo que otros compañeros le han pegado, subrayó el director de Programas de esta asociación, Benjamín Ballesteros.
En los casos de acoso físico el agresor suele ser varón (55,7%) con una edad media de 11 años; mientras que en el hostigamiento a través de las rdes sociales hay más presencia de mujeres entre los acosadores, que actúan mayoritariamente en grupo y con una edad media de 13,8 años.
Desde una vertiente positiva, Ballesteros destacó que se ha duplicado el número de casos en los que el acosado y sus compañeros se enfrentan al agresor y la problemática «aflora cada vez más», aunque la víctima tarda una media de 13 meses en contarlo.
En 2015 solo reaccionaban los amigos y compañeros de una víctima en el 22,2% de los casos y ahora lo hace en el 51,8%.
Entre las «consecuencias graves» de los casos recibidos en ANAR hubo un 2,6% de víctimas que se autolesionaron, un 4,7% que tuvo ideas suicidas y en el 1,1% intento de acabar con su vida. Un 18% de las víctimas recibió atención psicológica.
El ciberbullying se realiza sobre todo a través del móvil y el Whatsapp, por encima del ordenador o la tableta. Destacan las agresiones verbales (52,% de casos), amenazas (22,3 %) y difusión de imágenes comprometidas (20,2%); y ha crecido la difusión de información personal de la víctima y el pirateo de las cuentas personales.