Los padres de Carla salían hoy con la niña del Hospital Gregorio Marañón de Madrid con una sonrisa en la cara. Su hija, que en unos meses cumplirá un año,se le detectó una anomalía en el corazón cuando todavía se encontraba en el viente de Manuela, su madre. A la salida del centro de salud decía que los meses en los que veía cómo no había un corazón para su hija fueron muy duros. “Ahora estoy feliz porque a Carla se la ve bien, radiante…Pero también he pasado momentos malos, la espera se hizo muy dura, el corazón no llegaba…”, decía. Además, animaba a todo los padres a donar órganos de sus bebés fallecidos.
La pequeña pacense nació con una cardiopatía congénita que aceleró la necesidad de un nuevo corazón para Carla. El 9 de enero era intervenida para cambiarle el corazón por uno de un paciente incompatible. La operación era difícil, pero Carla conseguía sobrevivir, marcando un hito en la historia de los transplantes ya no solo en España, sino en el mundo.
Carla, que comienza una vida “como la de cualquier otro bebé”, ha marcado un antes y un después en los quirófanos españoles. “La evolución de Carla ha sido igual que la de cualquier otro niño. De hecho, la estancia en el hospital fue aburrida, no ocurrió nada destacable ni durante las dos semanas que pasó en la UCI ni durante las otras dos en las que permaneció en planta”, decía Juan Miguel Gil Jaurena, jefe de Cirugía Cardiaca Infantil del hospital.
La operación consistía en rebajar los niveles de anticuerpos hasta el mínimo en la sangre para evitar el rechazo del cuerpo a un órgano incompatible. Es la tercera operación de este tipo en Europa; alrededor del mundo se han llevado a cabo casi 300.
