Uno de los ingredientes fundamentales en la cocina, tanto familiar como internacional son los huevos. Este extraordinario producto es un alimento completo en sí mismo, dado sus valores nutritivos e innumerables posibilidades de preparación, como base de un plato y como elemento insustituible en los más variados condimentos.
Investigaciones especializadas sobre alimentación han demostrado que los huevos tienen no solo un poder nutritivo, sino también un altísimo valor biológico. Las proteínas son todas completas; contienen por tanto todos los aminoácidos esenciales, abundando los lípidos y las lecitinas en la yema.
Como en todos los alimentos de origen animal, existe un predominio del fósforo en comparación con el calcio, conteniendo además mucho hierro. La yema es la parte que más interesa dietéticamente; en ella se encuentran las principales vitaminas, excepto la C. En algunos países existen ciertos prejuicios con respecto al consumo de huevos por considerar que representa el sacrificio de animales como la gallina y el pollo.
Sin embargo, a nivel de la salud, el consumo de huevos es ideal tras ser un alimento perfectamente digerible. Mientras la mejor manera de cocinarlos se ha extendido con gran popularidad alrededor del mundo. La mayor o menor digestibilidad de los huevos proviene principalmente de cómo han sido cocinados, pudieron ser en su estado natural (crudos), ligeramente hervidos, fritos o formando parte de salsas o guisos más pesados.
Lo indispensable para un sano consumo de huevos es que éstos sean frescos, principalmente si han de ser consumidos crudos o hervidos, o bien escalfados. En otras condimentaciones los huevos pueden tener de ocho a doce días.
Consejos útiles para calibrar la frescura de los huevos
Una de las mejores recomendaciones a la hora de cocinar los huevos consiste en sumergirlos en agua. Si son frescos se depositarán horizontalmente en el fondo. Si tiene ocho días formarán un ángulo de 45 grados y quedarán totalmente verticales si sobrepasan estas fechas.
Otra práctica manera de preparar los huevos puede realizarse colocándolos en agua salada, en la proporción de 125 gramos de sal por cada litro de agua. Los huevos del día se precipitarán al fondo, mientras que los viejos flotarán.
A la hora de comprar huevos en los mercados o supermercados es importante vigilar previamente su frescura. Una útil recomendación se puede realizar sacudiéndolos junto a la oreja. Si los huevos están frescos o recientes no realizarán ningún tipo de ruido, pero si han perdido frescura sonarán de una manera muy peculiar.
Por otra parte, los huevos batidos con azúcar y vino generoso son un poderoso energético, muy utilizado en los regímenes alimenticios infantiles y para personas convalecientes.
El valor nutritivo de los huevos es también muy importante en una alimentación balanceada que favorezca la nutrición del organismo humano. Científicamente se ha comprobado que las yemas y las claras de los huevos aportan calorías, hierro, grasas, hidratos de carbono, proteínas y calcio.
Una alimentación equilibrada incluye el consumo de huevos, al menos, una vez al día. Son perfectos a la hora del desayuno y también al momento de almorzar. Conviene incluirlos en las dietas balanceadas regulares de los niños, mujeres embarazadas, enfermos, discapacitados y ancianos.