La Policía ya ha dado cuenta, en varias operaciones, de la mafia marroquí de tratantes de personas. Captan en su país a conciudadanos que quieren venir a Europa, les cobran hasta 6 euros y los meten en pateras, rumbo a las costas españolas, donde los servicios de rescate les recogen de las famosas balsas toy y las ONG les asisten.
Generalmente, los clientes de los mafiosos son convocados en un puerto marroquí, donde les embarcan y, una vez próximos a aguas españolas, les meten en esas balsas de juguete. Y en la mar, apuestan por ser localizados rápidamente por el personal de salvamento. Han pagado mucho dinero y están dispuestos a jugársela; los que no tienen la suerte de ser localizados, mueren en la mar.
Una vez en el centro de atención, individuos de las células mafiosas asentadas en nuestro país, les recogen y comienza la segunda parte de su misión: documentación falsa, piso y destino final; ya sea una localidad española, francesa, alemana, italiana…
Ahora, la Policía ha dado con otra mafia formada por subsaharianos, que utilizan el mismo método, pero que trafican con ciudadanos de la costa oeste de África, desde Guinea Bissau, (Costa de Marfil, Malí o Senegal), hasta, posiblemente Nigeria, el gran exportador de mafias: prostitución, droga, blanqueo, falsificaciones, trata, armas…
Con esta red, que apunta a ser una célula de la terrible y consolidada mafia nigeriana, han dado en el País Vasco, donde han encontrado a 8 migrantes en Gipuzkoa, en 2 pisos gestionados por la organización, que esperaban el momento oportuno para ser trasladados a Francia.
Han detenido a 7 tratantes de humanos, 6 de ellos en la provincia vasca y 1 en Madrid, que dirigían a los migrantes desde su llegada en patera al litoral gaditano, hasta San Sebastián o Bilbao y que, según la documentación incautada, están implicados en el tráfico de 300 personas, desde enero.
El cruce de frontera España-Francia lo hacen en tren o autobús, y también lo han hecho en un taxi, gestionado por un español, con capacidad para transportar hasta a 5 migrantes y que cobraba 150 euros por pasajero.
La información que facilita la Policía Nacional, aclara que las células de las mafias se han especializado en rutas, por donde meten a cientos de migrantes. De las costas andaluzas hacia Cataluña; o a través de Baleares y Canarias, hacia Asturias y País Vasco; otras los distribuyen por provincias donde, bajo falsa identidad, trabajan para otro eslabón de este tráfico: los que les emplean como esclavos en el sector primario.
