El crimen de Alcasser ha sido uno de los grandes temas del verano. El documental de Netflix producido por Bambú y dirigido por Ramón Campos y Elías Simón Siminiani tuvo un inusitado éxito que volvió a traer a la palestra uno de los sucesos más cuestionados de la historia moderna de España.
A los pocos días trascendieron dos noticias más. Una fue la muerte de Juan Ignacio Blanco, periodista criminólogo que investigó el caso hasta sus últimas consecuencias; y las consecuencias para el propio pueblo con disturbios y altercados, un turismo necrólogico y secuelas psicológicas para las familias.
Poner en boca de todos de nuevo al caso Alcasser, provocó también que se especulara con el paradero de Miguel Ricart cerca del pueblo, que despertaran unas “terceras vías” de investigación promulgadas por el forense principal del caso (Luis Frontela) y Francisco Pérez Abellán (periodista de sucesos fallecido hace unos años).
La última guinda la puso Iker Jiménez en su inicio de temporada de Cuarto Milenio Live. Un careo con Fernando García (padre de Miriam), una tertulia con Luis Frontela y una entrevista íntima, por parte de Carmen Porter, a la viuda de Juan Ignacio Blanco se saldaron con record de audiencia para Cuatro.
La maquinaria de la versión oficial
Recordemos la versión oficial de lo que pasó en Alcasser: Miguel Ricart y Antonio Anglés secuestran a tres niñas que iban a la discoteca Coolor, las llevan a una caseta en el campo, se producen perversiones sexuales hasta que acaban con sus vidas y las entierran en la fosa de La Romana. Fin.
En esa entrevista de Iker Jiménez, curiosamente Fernando García aludía a un encuentro con alguien que le dijo que dejara el tema o se iba a poner en marcha la maquinaria. No sabemos si se trata de la misma que le confirmaron a él, pero está claro que hablar de Alcasser en televisión abierta y proponer teorías alternativas no ha sentado bien a no sabemos quien.
Aunque el programa de misterio de Iker Jiménez logró máximo de espectadores con un público entregado en redes sociales y muy incrédulo ante la versión oficial (la encuesta arrojó un 90% de escépticos), nada más acabar el programa era hora de enterrar lo desenterrado.
Los foros más activos sobre el tema se llenaron de nuevos usuarios con apenas actividad que se dedicaron a socabar y cuestionar todo lo que se había dicho en aras de la versión oficial, aquella que mantiene a Jerónimo Boloix, entre otros, como su gran defensor.
En redes sociales, la tergiversación vino horas y días más tarde desacreditando la teoría de los poderosos del padre de Miriam y la “tercera vía” localista de Luis Frontela. Hay que destacar que las únicas críticas negativas encontradas a Cuarto Milenio por los seguidores del caso se centraban en la poca duración y en temas que no se llegaron a tocar por esa falta de tiempo.
Campaña de desprestigio contra Iker
Los artículos que aparecieron en algunos medios empezaron el aquelarre contra Fernando García, especialmente aquellos vinculados a la zona del Levante español. Parece que invitar al padre coraje era poco más o menos que invitar a un loco a decir tonterías.
Un loco peligroso, debemos decir, pues de haber tenido más tiempo Fernando hubiera aclarado y puesto más cosas en su sitio. Quizás esto es lo que puso nervioso a quien desea perpetuar la versión oficial a traves de la manipulación y tergiversación. En cualquier caso, los ataques a García eran más que previsibles para los seguidores del caso que ya están acostumbrados a este tipo de comportamientos.
La segunda víctima fue Luis Frontela. Que el forense es una persona peculiar y un tanto excéntrica es algo que se conoce por sus apariciones en los medios; utilizar eso para desacreditar su trabajo es cuanto menos inadmisible. Pues la tercera vía propuesta por el sevillano también fue ninguneada por estos medios, que deben creer que todavía Antonio Anglés sigue vivo tras su increíble fuga.
Y por último Iker Jiménez y Carmen Porter, que ya habiendo cometido el pecado de hablar de Alcasser, se atrevieron incluso a entrevistar a la viuda de Juan Ignacio Blanco y volver a sacar el tema de las cintas “snuff“. El odio por parte de algunos periodistas al criminólogo fallecido se volvió a hacer patente y tras su fallecimiento los ataques y el desprestigio no han cesado. La confesión de admiración por parte de Iker le valió también multitud de críticas.
Un curioso artículo a modo de misil teledirigido situaba casi en la ruina económica absoluta a Iker Jiménez y su productora. Leyendo el artículo únicamente comprobábamos el dato de que su productora habría restado beneficios en el último año fiscal, nada raro si tenemos en cuenta el fin de Milenio 3 en la Cadena Ser, pero el caso una vez más es emborronar y crear mala imagen.
El extraño caso de Ramón Campos
La última palabra la ha tenido Ramón Campos, el productor de El caso Alcasser de Netflix, quien se ha sobrado demasiado en sus declaraciones pero también se ha destapado lo que se venía especulando desde la aparición del documental: que la producción de Netflix no era sino una maniobra para defender la versión oficial a toda costa.
Vayamos por orden. Tras las afirmaciones de Fernando García sobre escenas no emitidas suyas del documental que harían referencia a su absolución de varios juicios, entre ellos, el famoso de la fundación; Ramón Campos olvida la realidad y afirma que si existió estafa y que hubo familias a las que les sucedieron eventos similares y que García habría engañado. Parece que la justicia vale para unas cosas y para otras no, según Campos.
De nuevo tocaba poner de “tocado del ala” a Luis Frontela pero el productor de Bambú fue más allá y le calificó de aprovechado, haciendo afirmaciones que hasta lo cuestionan como profesional. No sabíamos que producir series benevolentes con un franquismo edulcorado como Velvet también otorgaba estudios de medicina forense.
Y finalmente llegaba el turno de Iker Jiménez y la mujer de Juan Ignacio Blanco, de quien se atrevió a cuestionar las amenazas que confirmó haber recibido así como un desafortunado incidente en la carretera. Pero volviendo al periodista, Ramón Campos se atrevió a comparar el famoso programa de Nieves Herrero con lo que hizo Iker Jiménez, diciendo que daba vergüenza.
El recuento de daños
En este punto podríamos preguntarnos por qué Nieves Herrero no quiso participar en el documental de Netflix, por qué Paco Lobatón no ha querido hablar de su participación en él y por qué Pepe Navarro se habría podido llegar a sentir utilizado tras proveer las cintas del Misisipi. Habría que contarlo todo.
Pero hagamos recuento. Un tweet de Beatriz Talegón preguntándose donde estarían las cintas snuff tras la muerte de Juan Ignacio Blanco desató la furia de Ramón Campos quien arremetió contra ella amparado por su amigo Risto Mejide en el programa Todo es Mentira. Toda versión alternativa o cuestionamiento sobre Alcasser parece prohibida para algunas personas.
Por lo anteriormente expuesto, parece que Ramón Campos ha cogido la exclusividad de hablar sobre el crimen de Alcasser. Nadie puede negar que el documental presenta una excelente factura; sin embargo, el proyecto, además de dejar muchas cosas en el tintero, tiene un sesgo de manipulación debido al dominio de la escena y la ficción, algo que nadie niega a Bambú, responsable de series como Gran Hotel o Gran Reserva.
La penumbra de Juan Ignacio Blanco o el plano picado de Fernando García contrastan demasiado con los planos de perfil de Patricia Murray, Jerónimo Boloix o Blanca Estrella Ruiz, otorgándoles a estos tres últimos un aire de profesionalidad o credibilidad. La encerrona o “sandwich” a Luis Frontela o la oscuridad de Rosa Ricart y Kelly Anglés tampoco han pasado desapercibidos para los espectadores.
Que Ramón Campos y su equipo se hayan sentido muy orgullosos de su producto es algo que no vamos a cuestionar; pero que se crean los únicos para poder hablar de Alcasser sí. Le recomendamos a Ramón Campos leer “El blog de las Sombras” de Nozick donde, además de comprobar que hay gente que ya ha investigado el caso mucho tiempo antes del documenta, se encontrará con un buen análisis del caso y citando las fuentes.
¿Quién hay detrás de tanto ataque?
Estos intentos de sepultar cualquier pista, tema tabú o dudas sobre el caso Alcasser es algo que llevamos observando desde hace ya más de 20 años. En el juicio se intentó utilizar a Rosa Folch (madre de Desireé) y se la ha seguido usando en el tiempo por parte de los arquitectos de la oficialidad. Folch tomó un camino distinto al de García: el de la discrección y el de la lucha por la justicia sin cuestionar nada. Una opción tan digna como la de Fernando.
Pero esa enemistad ha sido utilizada para usar a Rosa como estandarte de la buena ciudadana que no cuestiona nada frente a un padre coraje que, ciego por buscar justicia, perdió el norte por el dolor de la muerte de su hija; o al menos, la imagen que se quiere dar. Ese ninguneo ha llevado a ataques personales y a su vida privada por parte de algunos medios.
Blanca Estrella Ruiz hizo unas, cuanto menos sucias, afirmaciones en un programa de radio en forma de podcast como contrapunto a un programa previo sobre Alcasser donde participaba Juan Ignacio Blanco. Allí no dudó en decir que Matilde Iborra (madre de Miriam) habría muerto suicidándose en vez de una enfermedad. Eso, aparte de innecesario, era un golpe bajo a una familia después de muchos años que no llevaba a nada.
Jerónimo Boloix perpetró una cámara oculta con Canal 9 donde “destapaba” la fundación “Niñas de Alcasser” y se iniciaba una investigación judicial sobre Fernando García y Juan Ignacio Blanco donde salieron absueltos, detalle que Campos “olvidó” mencionar en el documental.
Por último tenemos que destacar que de los periódicos principales de este país, únicamente ABC es el que trata con máximo respeto este tema, a unos y a otros, aunque ha fluctuado su postura en el tiempo. El País siempre ha sido uno de los estandartes de la versión oficial; El Mundo habría intentado supuestamente presionar a Esther (la cuarta niña de Alcasser de la que próximamente podremos contar novedades) tras la salida de Miguel Ricart de la cárcel en 2013 para sumarse al oficialismo y al no hacerlo, desveló detalles de su vida privada; y La Razón llegó muy tarde con este tema, tanto que las inconsistencias en sus artículos solo sirven para confudir.
No sabemos quien hay detrás, pero a tenor de los últimos acontecimientos está claro que la maquinaria a la que aludía Fernando García se ha puesto en marcha. Lo que está claro es que esta pretensión solo tiene un objetivo en mente: que no se abrá el “sumario B”.