Concha Velasco, de 82 años, ingresó hace tres semanas en una residencia de Madrid. Sus hijos tomaron la decisión de trasladarla a un centro especializado en cuidados debido a su delicado estado de salud. Manuel Martínez Velasco, uno de los dos vástagos de la actriz, ha declarado al diario El País que su madre ya no podía vivir en casa. "Era una situación muy complicada por el gran grado de dependencia que tiene", ha admitido. Según Manuel, Concha necesita atención las 24 horas del día, y ni él ni su hermano, Paco, podían atenderla en condiciones. "Trabajamos fuera de casa. Eso se traducía en que ella pasaba muchas horas sola", explica.
En los últimos tiempos, el grado de movilidad de la artista "se ha ido deteriorando mucho por su artritis". "Cuando la casa no está adaptada es muy difícil que entre la silla de ruedas, que gire, poder llevarla bien al baño y muchas cosas que no son sencillas, la convivencia se hace inviable", reconoce su hijo. "Nos tenemos que dar cuenta de que las estrellas, en el mejor de los casos, también envejecen", asegura Manuel, fruto de la relación que Concha Velasco mantuvo con Fernando Arribas, según desveló la propia intérprete hace un año en un programa de televisión. Mientras, a Paco lo tuvo con el desaparecido productor Paco Marsó, con quien la legendaria estrella se casó en 1977 y del que se separó en 2005 y se divorció en 2010, meses antes de fallecer él.
Desde 2014, la gran figura del cine español ha venido acarreando graves problemas de salud. Ese año sufrió un linfoma que la tuvo apartada de los escenarios una buena temporada. Regresó con 11 kilos menos y con la advertencia de los médicos de que debía cuidarse. Pero, como ella misma reconoció, necesitaba volver a su oficio. "Si fuera rica, no trabajaría tanto", confesó entonces la popular actriz, a la que las deudas obligaron a forzar la máquina. Pero, el año pasado, cuando cumplió 81 años, sus hijos dijeron basta y Concha se retiró definitivamente.
La revista Semana ofrece esta semana unas declaraciones de la Velasco en las que la artista aclara qe su traslado a la citada residencia de ancianos se ha producido de común acuerdo con su familia. "Hemos decidido que es lo mejor para mí", dice "La chica Ye-Ye", que ha entendido que, en sus circunstancias, debe estar bajo los cuidados de profesionales.
No obstante, Concha Velasco no está internada en el centro de forma permanente. De hecho, el domingo pasado salió de la residencia para asistir a una función del musical "A Chorus Line", que protagoniza su amigo Manuel Bandera en el Teatro Calderón de Madrid. La vallisoletana coincidió con el actor en la película "Más allá del jardín", una adaptación de una novela de Antonio Gala dirigida por Pedro Olea en la que ambos viven un fogoso romance. En las imágenes que la compañía de Bandera ha subido a su cuenta de Instagram, se puede ver a una Concha feliz, rodeada por los artistas del show.
En unas declaraciones hechas en Barcelona en febrero de 2020 que recoge estos días el digital elnacional.cat, la intérprete de "¡Mamá, quiero ser artista!" soltó que pensaba morirse a los 82 años, los mismos que tiene ahora. "Ya no me da miedo la muerte. No me da mal rollo, porque ya la tengo muy cerca. Antes me daban ataques de pánico, pero ya está controlado. Por cierto, tengo previsto morirme a los 82, porque es el promedio de edad de cuando murieron mis padres", vaticinó Concha Velasco.
Ubicada en el barrio de Tetuán, la Residencia Santa Matilde es un complejo moderno, pionero, muy familiar y que cuenta con todas las comodidades para que Velasco y sus otros huéspedes se sientan como en casa. Tal y como publica el portal Vanitatis, está situada cerca del domicilio de su hijo Manuel. Para poder albergar en su habitación todos sus enseres personales -ropa, joyas, libros, recuerdos e incluso sus premios-, la artista ha escogido la habitación más grande. Un espacio donde puede disfrutar de su retiro y recibir las visitas de sus amigos y familiares, cuenta el citado medio.
El centro cuenta con un sinfín de comodidades: servicios médicos y de enfermería las 24 horas del día, diversas terapias ocupacionales y de ocio personalizadas en función de las necesidades de cada uno de sus habitantes, programas de rehabilitación y fisioterapia individualizados con el objetivo de establecer, mantener o mejorar sus condiciones físicas, salas comunes para disfrutar de jornadas en compañía y oficios religiosos de manera periódica.