“Me preocupa que las negociaciones de la Cumbre del Clima no tomen en cuenta la perspectiva de los derechos humanos, porque si estamos aquí es precisamente para proteger los derechos de las personas”; explicó Ana Quezada, integrante de la plataforma 'Youngo clima'.
Cuando faltan pocas horas para los acuerdos definitivos del Glasgow, la joven ambientalista denunció que en ningún momento del debate se tuvo en cuenta cómo afecta el cambio climático a diferentes sectores de la sociedad. “Están legislando sobre bosques, sin tener en cuenta la perspectiva de los pueblos indígenas. Toman decisiones sobre la contaminación, sin tener en cuenta que algunas medidas pueden empobrecer aún más a los pobres”; comentó.
Quezada también habló como reportera del portal 'Noticiero Climático', una iniciativa creada para “explicar a la gente, a través de un lenguaje accesible y sin tecnicismos, cómo sobrevivir a la crisis climática”. La activista recordó que en muchas partes del mundo aún existe una enorme brecha en la educación y el acceso a la información, que genera grandes desigualdades entre quienes comprenden el problema y quienes no. “En muchas regiones del sur global, el acceso a Internet sigue siendo un privilegio que no todos tienen. La pregunta es: ¿cómo podemos hacer que todos comprendan el riesgo que representa la contaminación para su salud? ¿O cómo adaptar tu trabajo a condiciones extremas de calor? ”, reflexionó la joven desde los pasillos de la Cumbre del Clima.
Una crisis con muchas caras
“Los jóvenes merecen participar en estas conversaciones, porque estamos hablando de temas que darán forma a nuestro futuro. No se están tomando en cuenta nuestra perspectiva, nuestros ideales y nuestras voces”; afirmó Antonio Muñoz Carrasco, miembro de la delegación costarricense y de la red de 'Jóvenes por el Clima'.
Muñoz Carrasco habló con fuerza de su compromiso con las políticas ambientales. “Como ciudadano del sur global, no quiero que se me considere víctima de la crisis climática. Quiero ser parte del proceso de toma de decisiones para ayudar a solucionar este problema”; explicó con decisión.
Carrasco explicó que, desde el otro lado del océano, el debate sobre el futuro del planeta luce muy diferente. “En mi región, América Latina, la crisis climática tiene muchas caras. Lo vemos cuando aumentan las inundaciones, las sequías y las tormentas. Pero también lo vemos cuando estos desastres naturales aumentan la pobreza y la precariedad de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad”; dijo el joven ecologista. “Para mí, la crisis climática también tiene el rostro de un niño que no puede acceder a una vida digna o de una familia que lo ha perdido todo, tras una inundación extrema y no le queda otra opción que migrar”; agregó.
Nosotros podemos hacer la diferencia
La exclusión de los jóvenes de la Cumbre del Clima molestó, y mucho, a una generación que ha “ejercido una gran presión sobre los Gobiernos para que aumenten su ambición climática y ha realizado marchas masivas en todo el mundo”; explicó la activista ambiental costarricens, Kirsten White Jarman. “Nos han dicho que para marcar la diferencia teníamos que esperar a envejecer, pero ya no es así. Cuando empezaron las huelgas climáticas globales, las de Greta Thunberg, vi que yo también tengo voz y puedo usarla para salvar el planeta”; explicó la joven con los ojos llenos de ilusión.
White habló con la convicción del poder de los jóvenes ambientalistas para cambiar el mundo. “En mi escuela hemos realizado campañas de recolección de basura y reforestación. Si estos pequeños gestos se difunden, creo que juntos podemos marcar la diferencia”, dijo la activista desde los pasillos de la Cumbre Climática de Glasgow.