La irresponsabilidad de enviar a los agentes a trabajar sin chalecos antibala

Sin cerrar una semana y sin tener todos los datos, dos informaciones oficiales arrojan un grado de peligrosidad laboral, que hace inverosímil ver a los cuerpos policiales sin medios.
Edurne García Ordóñez
España
20.10.2017
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Cuando se aprecia con claridad una metamorfosis en la delincuencia nacional, en el crimen, contaminada por la importación de todo tipo de mafias y grupos organizados, que transitan por el país al amparo del espacio Schengen, que se asientan sin papeles tras entrar vía ‘vacaciones’ y se ocultan al amparo de mafiosos ya instalados; se constata el desamparo de medios de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Denunciado por sindicatos

Denunciado está por las asociaciones sindicales de las policías, ante oídos sordos, la falta de medios con los que los agentes tienen que acometer sus jornadas laborales. Demandados los chalecos masculinos y femeninos, y a la espera de que lleguen hay que informar de que: Dos apresados y un tercero en búsqueda, huido tras herir a un guardia civil en Málaga (https://columnacero.com/sucesos/5966/dos-apresados-y-un-tercero-en-busqueda-huido-tras-herir-a-un-guardia-civil-en-ma/)

Intenta apuñalar a un policía durante el registro de la casa donde ocultaba droga (https://columnacero.com/sucesos/5962/intenta-apunalar-a-un-policia-durante-el-registro-de-la-casa-donde-ocultaba-drog/).

Patrullas seguras

Las patrullas policiales pisan las calles y carreteras sin la protección mínima de un chaleco, que les ofrezca garantías de poder repeler la primera agresión, que siempre llega por sorpresa. Acuñar falacias (“son hombres y mujeres que están hechos de otra pasta”) no arroja ni seguridad, ni mejores resultados en su gestión.

Son hombres y mujeres preparados y formados para garantizar la seguridad ciudadana, luchar contra el crimen y acometer investigaciones cada vez más complicadas, por la propia evolución de los delincuentes, el uso de nuevas herramientas técnicas y cibernéticas, y la depreciación del respeto a la vida.

Metamorfosis del crimen

Los agentes que cumplen sus jornadas en calles y barrios, zonas fronterizas y costas se enfrentan sin más escudo que un uniforme y una placa (algunos porra y pistola), a la metamorfosis del crimen que ha pasado de los chorizos de poca monta y mucho ruido social (esos que crean alarma porque desvalijan lo que pillan), de los ‘pitufos’ que venden gramos de distintas drogas (y siempre eran los mismos), o de los crímenes pasionales y algún ajuste de cuentas que ya despuntaba en los años 90 del siglo pasado; a organizaciones jerarquizadas y comandadas por expertos en redes, transportes, empresas pantalla, blanqueo de dinero…

Bien armados y sin pestañear cuando usan las armas; bien situados económica y socialmente, no dudan en hacerse con medios técnicos de primera generación y con arsenales para proteger las ganancias del narcotráfico, tráfico de personas, la explotación sexual, secuestro, extorsión y la esclavitud de la migración.

Sin fronteras

En la última década, antes ya se apuntaba, se ha producido una fractura de las fronteras o códigos del delincuente que, conocedor de su ‘oficio’, rara vez pasaba la línea hacia dar muerte a alguien, menos a un agente de la autoridad. Hoy, que un individuo dispare 4 veces para dar muerte a dos agentes rurales, que maten a una niña de 6 años y a su madre embarazada, que entre en un piso para violar repetidas veces a una joven y prender fuego a su casa para acabar con ella; que disparen a las patrulleras que van tras los narcos; hoy, es la realidad que confirma que los de los despachos tienen frases pero no medidas útiles y eficaces.

Más y más

La violencia en España se ha recrudecido y nada hace suponer que vaya a ir a menos, sino a más. Las mafias nigeriana, rusa, turca, rumana, china, búlgara…; los narcos que han hecho de este país un corredor de tránsito de todo tipo de drogas: coca, hachís, marihuana y laboratorios de pastillas, han sembrado el territorio nacional con las ‘minas’ del delito..

El deterioro económico de la sociedad, da en masivas plantaciones de marihuana: desde el que tiene unas plantitas, ‘para ir tirando’, hasta empresarios que transforman sus naves industriales en invernaderos y ponen sus flotas de camiones a disposición del transporte, con destino a Europa. Un deterioro que ha llevado a los ajenos al delito a explorarlo y a los profesionales del crimen a recrudecer sus métodos de salvaguarda.

Y ahí están, a cuerpo gentil y con cuatro elementos disuasorios. Ustedes mismos.

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