La "nueva normalidad" de España tras la crisis sanitaria del coronavirus reforzaría a los grandes partidos del espectro político nacional. Según el último barómetro de GAD3 para el diario digital NIUS, el PSOE ganaría las elecciones generales con un 28,6% de los votos (120-124 escaños), a 3,7 puntos del principal líder de la oposición. El PP reuniría un 22,3% del electorado (92-96 escaños), por delante de un Vox que alcanzaría el 17,6% de los votos (59-61 escaños). Unidas Podemos seguiría su tendencia a la baja, manteniendo la cuarta posición, con un 10,7% de los votos (22-24 escaños). Ciudadanos disminuiría radicalmente algo su apoyo, con un 6,4%, sin conseguiría fortalecer el proyecto de Inés Arrimadas (siete escaños)
Entre los partidos minoritarios, ERC sería el partido más beneficiado. La formación de Oriol Junqueras tendría un 4,1% (13 escaños), por delante de Más País y su 2,1%, del PNV y su 2,2% (seis escaños) y de JxCAT y su 2,2% (ocho-nueve escaños). EH-Bildu reuniría el 1,3% (cinco escaños), por delante del BNG y su 0,7%, de Coalición Canaria con un 0,4%, y Na+ con 0,4%, incluso adelantando al PRC y su 0,2% y Teruel Existe, que mantendría su 0,1%.
Por lo tanto, la política de bloques apenas cambiaría. El centro-izquierda (PSOE, Unidas Podemos y Más País) aglutinaría el 41,4% de los votos frente al 46,3% de los votos del centro-derecha (PP, Vox y Ciudadanos). Por lo tanto, la decisión volvería a estar en los partidos minoritarios para ensalzar, de nuevo, a Pedro Sánchez en La Moncloa o formular nuevas alianzas, aunque Pablo Casado apuntale la Presidencia del Gobierno a pesar de la fragmentación del voto de centro-derecha por la concurrencia de tres partidos que coinciden en parte de su electorado.
Evolución del voto
El PSOE se mantendría como primera fuerza política y Pedro Sánchez como claro ganador, electoral y moralmente, de los comicios. Los socialistas tendrían exactamente el mismo resultado electoral que en los comicios de noviembre de 2019. El PP, sin embargo, tendría un resultado electoral mejor que en el pasado 10 de noviembre, aumentando 1,3 puntos y sin evitar que Vox siga siendo un partido fuerte en la derecha. El partido de Santiago Abascal aumentaría también 2,3 puntos en intención de voto. Unidas Podemos subiría hasta 2,7 puntos. Mientras tanto, el partido de Inés Arrimadas no lograría frenar la hemorragia y perdería 1,2 puntos.
Estos resultados, si bien pueden cambiar mucho hasta que se celebren unas elecciones, deberían servir como orientación para los partidos de cara a su estrategia de cara al nuevo curso político. Este barómetro sale después de las elecciones autonómicas en Cataluña, las cuales han mostrado una hegemonía aparente del bloque independentista catalán y efectividad del “efecto Illa”, aunque no lo suficiente como para que el constitucionalismo gobierno en España. Vox rompió todos los estudios e irrumpió en el Parlament de Cataluña con 11 escaños. Ciudadanos sufrió una debacle sin paliativos, perdiendo 30 escaños y cayendo a penúltima fuerza política, solo por delante del PP, lo que obligará una profunda reflexión sobre la estrategia a seguir a partir de ahora.
La encuesta sale a la luz después del bloqueo vivido en las negociaciones entre el PSOE y el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El PP está dispuesto a mantener la situación en el órgano de gobieno de los jueces si Podemos sigue participando de las conversaciones.