Parece irrisorio pero, a medida que la situación de Ciudadanos es cada vez más delicada, con una progresiva pérdida de apoyos por parte de los votantes en cada convocatoria electoral, mejor y más estrecho es el contacto entre su expresidente, Albert Rivera, y la dirección nacional del PP. Pablo Casado y Teodoro García Egea tienen una relación intensa con el que un día fuera su rival político.
Rivera no está en primera línea de la política desde el 11 de noviembre de 2019, un día después de las generales en las que Ciudadanos pasó de tener 56 a 10 escaños. Sin embargo, desde ese día mantiene un contacto permanente ya no solo con su partido, sino también con la segunda formación con más votos en España. Los resultados en Cataluña han abierto la puerta y justificado el debate sobre el futuro de sendas formaciones, y ya se estudia cuál es la mejor vía para evitar la pérdida de escaños en relación con los votos obtenidos por el sistema D'Hont: fusión, integración, absorción, unión…. Ambas partes coinciden en que lo importante es la unidad del centro-derecha español.
De lo que más reniega el presidente popular es de cambiar las siglas al PP. Sin embargo, nada es descartable después de que el martes pasado el propio Casado anunciara que el partido abandonará la sede nacional, en la calle Génova 13 de Madrid.
Todo apunta a que queda todavía para las próximas elecciones generales, y Casado se quiere tomar este tiempo para pensar en cuál es la mejor estrategia de cara a las urnas. El presidente del PP se juega su liderazgo y, por ende, se plantea dos objetivos: la refundación del centro-derecha -con Vox al margen- y la confirmación de su propio proyecto político. El proyecto será presentado en otoño, cuando se celebre la convención nacional del PP. Se espera que, durante los próximos meses, haya fugas continuas de miembros de Ciudadanos al PP, lo que iría debilitando a Arrimadas y, en la contra, justificando la unificación con la que presiona Casado.
Rivera no se ha pronunciado sobre la debacle electoral de Ciudadanos en las elecciones autonómicas de Cataluña del 14 de febrero, donde perdió 30 escaños y pasó de ser primera a penúltima fuerza política. La presidenta del partido, Inés Arrimadas, responsabilizó a la herencia recibida del hundimiento en la "cuna" autonómica del partido naranja. Sin embargo, su antecesor no se ha pronunciado siquiera en su perfil oficial de Twitter.
Arrimadas rechaza la unificación
La presidenta de Ciudadanos zanjó este jueves el debate sobre si se están explorando vías de incorporación a las filas del PP. "El PP y nosotros somos partidos distintos. Ciudadanos ofreció al señor Casado una alianza constitucionalista donde hacía falta, en Cataluña, y dijeron que no, pero no solo el PP, también el PSC", subrayó la líder naranja en una entrevista en la Cadena Cope.
Arrimadas aseguró que el Comité Permanente apostará por "seguir mplantando el proyecto que empezamos hace un año": alcanzar pactos a izquierda y derecha. Además, tachó de "cortina de humo" generada por el PP el debate sobre la unificación para desviar la atención de que el PP es el partido menos votado en la Generalitat.