La cúpula del anterior PP ha reaccionado en bloque en contra de la postura oficial de la dirección nacional de Génova 13. Es cierto que el criterio de los miembros de la planta 7, en la que se encuentran los despachos de los máximos responsables del partido, no siempre era el mismo, pero todos se han unido para criticar la postura de Pablo Casado y los suyos. Varios ministros de la época se han mostrado sorprendidos por las declaraciones del sucesor de Mariano Rajoy al frente del PP y lo achacan a la campaña electoral de Cataluña de cara al 14 de febrero.
Varias voces se muestran "muy sorprendidas" por las declaraciones y la postura de Casado, que rechazó las cargas policiales producidas durante la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. "Es un error", aseguran. El presidente del PP aseguró en una entrevista en RAC1 que no compareció como vicesecretario de Comunicación del partido en aquella fatídica noche porque estaba en contra de cómo se estaba procediendo desde el Palacio de La Moncloa para controlar el desafío soberanista de Cataluña.
"Mi posición respecto a lo que estaba ocurriendo y tiene que ocurrir en la actualidad en Cataluña es pública y conocida. Es lo que me llevó a presidir el PP. Yo decidí no salir a explicar lo que estaba pasando porque no estaba de acuerdo con los que estaban diciendo que se estaba votando en unas elecciones homologables porque esos comicios no contaban con el respaldo del Gobierno de España. No estaba de acuerdo con lo que se estaba votando en la Generalitat de Cataluña porque lo que se estaba viendo en televisión, en mi opinión, se tendría que haber evitado", aseguró en la entrevista.
Estas declaraciones molestaron a toda la cúpula popular anterior a la actual dirección, incluso a aquellos ministros que se mostraron más reacios a las cargas policiales del Gobierno contra las fuerzas independentistas, como el exministro de Exteriores José Manuel García Margallo. Varios exministros reconocen que en varios Consejos de Ministros se puso en cuestión que "todo estuviera bajo control", pero la decisión se tomó por unanimidad "aunque saliera mal". Esa noche, el resultado habló por sí solo: más tensión, una sociedad dividida entre independentistas y constitucionalistas y una polarización que acabó con la declaración fallida de independencia de Cataluña del 27 de octubre del mismo año.
El que sí compareció en nombre del PP fue el coordinador general del partido en aquellos momentos, Fernando Martínez Maíllo, como "número tres" del partido. Ese día, según apuntan diversas fuentes, no hubo debate en torno al discurso: "Había que reconstruir y reforzar la unidad".
El PP de Rajoy era muy diferente. Había diferentes voces, diferentes posturas respecto a problemas que surgían en el seno del partido. No obstante, el propio presidente del Gobierno presumía de estar al margen de estas rencillas y aseguraba que no se enteraba de los diferentes enfrentamientos que se producían puertas para dentro de Génova entre la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal; y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.