El presidente del PP, Pablo Casado, se ha mostrado tajante en varias ocasiones: romperá con quien tenga que romper y expulsará al partido a quien no tenga una conducta correcta sin que le tiemble el pulso. Este carácter decidido lleva siendo el dominante en el líder de la oposición casi desde que se hiciera con la presidencia de Génova 13, en julio de 2018,y ha hecho gala de él en innumerables ocasiones. La última vez, este martes, en el que Casado aseguró que está en contra de las cargas policiales que el Gobierno de España dirigido por Mariano Rajoy mandó replegar por toda Cataluña durante la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.
?? @pablocasado_ no va comparèixer l’1 d’octubre perquè no compartia la versió de Rajoy i Sáenz de Santamaría
?? El president del PP troba injust que se li carreguin les acusacions de Bárcenas, però diu que “no li tremolarà el pols” @elmonarac1 https://t.co/cs2IF1dp4Z
— RAC1 (@rac1) February 9, 2021
De esta manera, la brecha entre el "nuevo" y el "antiguo" PP se hace un poco más evidente, más amplia. Esta forma de distanciarse de la actuación de Rajoy y de la vicepresidenta del Ejecutivo en ese momento, Soraya Sáenz de Santamaría, ante el 1-O se produce en la recta final de las elecciones catalanas. Con esta afirmación en RAC1, el presidente conservador confirma su ruptura con uno de los líderes que. hasta el momento, tanto admiraba Casado. Cuando Rajoy era presidente, él ocupaba la vicesecretaría de Comunicación del PP, pero Casado aseguró que no salió a informar de lo que estaba ocurriendo en Cataluña desde el punto de vista del partido por una sencilla razón:
"Decidí no salir a explicar lo que estaba pasando por propios principios. Por ser claro y muy sincero: no estaba de acuerdo con lo que estaban diciendo, asegurando que se estaba votando en unas elecciones homologables porque no lo eran; y tampoco estaba de acuerdo con los que decían que ahí n ose estaba votando. Lo que yo estaba viendo en la televisión era algo que, en mi opinión, se tenía que haber evitado".
Es decir: el presidente del PP actual decidió no comparecer cuando era la voz del partido al estar en desacuerdo con la forma en la que el Palacio de La Moncloa estaba estaba gestionando el desafío soberanista de Cataluña. "se tendría que haber evitado toda esa carga policial y eso lo dije en mi congreso para presentarme como candidato a la presidencia del PP". Sin embargo, la dirección de la formación asegura que a lo que se refería Casado era a que se tendría que haber evitado la propia celebración del plebiscito ilegal en la Generalitat.
El referéndum ilegal del 1 de octubre tensó al máximo las costuras del sistema democrático de España. Fue un error de todos. El Ejecutivo se cerró en banda a dialogar con Cataluña y con su presidente, Carles Puigdemont. El Govern, en cambio, amenazó en muchísimas ocasiones con convocar numerosas celebraciones populares acerca del futuro político de Cataluña. Lo único en lo que derivaron sendas posturas es en la declaración unilateral de una independencia ficticia, al margen de la legalidad, que obligó a declarar un artículo tan excepcional como el 155, con el que se suprimió el gabinete catalán y La Moncloa asumió, temporalmente, el mando del ejecutivo para convocar unas elecciones.