Salvador Illa llegó sin ruido al Gobierno pero salió del Palacio de La Moncloa con una proyección inesperada, incluso, para él mismo. El exalcalde de La Roca del Vallés que tenía como misión aparentar dirigir una cartera y representar al PSC en el Ejecutivo se enfrentó a la mayor crisis sanitaria de los últimos 100 años y fue la cara visible de una pandemia que, si bien estimábamos larga, no pensábamos que fuera a ser tan profunda. La templanza y educación del ya candidato de los socialistas catalanes a la Generalitat de Cataluña le impulsó como uno de los políticos más valorados por la opinión pública pero… ¿Será suficiente como para ser el primer president no independentista en años?
El primer factor al que se enfrentará Illa es el miedo al Covid-19. La abstención que se espera es la más alta de hace muchos años. Eso puede jugar a favor o en contra del PSC. Algunos sondeos apuntan a que Illa podría ganar las elecciones catalanas y formar un gobierno con los comunes de Podemos y el apoyo externo, sin entrar en el Govern, de ERC. Sería un calco de lo que ocurre a nivel nacional: Pedro Sánchez como presidente, Pablo Iglesias como “número tres” y los 15 diputados de Gabriel Rufián poniendo sus condiciones para apoyar diferentes medidas del Consejo de Ministros. Otros, en cambio, sitúan a Illa en segunda o tercera posición, empatado con JxCAT y Laura Borràs, por lo que tendría más complicado presidir la comunidad autónoma.
El segundo factor que tendrá que abordar el exministro es este mismo, el haber ocupado una cartera tan importante en el contexto de pandemia como la de Sanidad y haberla dejado cuando la tercera ola estaba en sus peores momentos, sin grandes presiones externas y con el apoyo intacto de Sánchez y la cúpula del PSOE. Illa tendrá que lidiar con aquellos discursos que le acusan de haber aprovechado el ministerio para presentar y reforzar su candidatura.
El tercer y último punto importante es la movilización del voto intrabloques. “Han sido 10 años perdidos”, aseguró el candidato socialista en uno de los primeros actos de campaña electoral. Sobre los hombros de Illa descansa la posibilidad de que parte de aquellos votantes que apoyaron una candidatura independentista con el anhelo de ver una Cataluña independiente regresen a espacios y áreas ocupadas desde 1978 por el PSC. Desde el partido lo saben y harán todo lo posible para recuperarlo. Sin embargo, hay una pregunta en el aire: ¿El “efecto Illa” es realidad o un espejismo? Habrá que ver cuánto se alarga la sombra del candidato sobre las urnas e, indirectamente, la del propio Sánchez con su apuesta personal para “recuperar la convivencia y la unidad”.