Este miércoles, 1 de julio, el rey Felipe VI de España reabrirá la frontera con Portugal, cerrada hasta ahora a causa de la pandemia del coronavirus. Lo hará junto al presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, y los Jefes de Gobierno de ambos países, Pedro Sánchez y António Costa. El acto tendrá lugar a la altura del río Caya, entre las ciudades de Badajoz y Elvas. Se trata de un sitio simbólico para las relaciones bilaterales hispano-lusas. Allí, hace casi tres siglos, se produjo un intercambio de Princesas que dio lugar a dos bodas de Estado que pusieron fin a casi un siglo de rivalidades entre los dos reinos de la península.
Fue el 19 de enero de 1729 cuando la española María Ana Victoria de Borbón, a la que llamaban 'Mariannina' y que solo tenía once años, fue entregada a la Corte de Portugal para casarla con José, el heredero de la Corona, de catorce años. La Infanta fue una pieza clave en la política exterior de su padre, Felipe V, que antes ya había intentado sin éxito unirla en matrimonio con el Rey de Francia, Luis XV.
El mismo día que la Infanta cruzaba la frontera desde España hacia Portugal, la princesa Bárbara de Braganza, de 17 años, hacía el camino inverso para, igualmente, casarse con el heredero de la Corona española, el futuro Fernando VI. Al intercambio de una Princesa por otra acudieron las dos Familias Reales al completo. María Ana Victoria llegó a ser Reina de Portugal y ejerció como Regente durante las convalecencias de su marido. Bárbara también fue Reina de España, pero no tuvo hijos. A Fernando VI le sucedió su hermano de padre, Carlos III. Las dos sufrieron por la mala relación con sus respectivas suegras.
La ceremonia del intercambio en la frontera se inspiró en las celebradas en el río Bidasoa en 1600 y se programó siguiendo el solemne ritual de la época, lleno de pompa y protocolo. Las Casas Reales hicieron construir tres pabellones sobre el río Caya; uno en cada orilla para las delegaciones y otro, el más importante, en el centro, donde tuvieron lugar las entregas.