Van a volver a ser llave, son alternativa y crecen en número de concejales a lo largo de toda la piel de toro, pero Ciudadanos sonríe a media cara. Y es que la formación naranja, que se consolida como tercera fuerza política tras el descalabro de Podemos, es consciente que no es oro todo lo que reluce.
En Madrid Villacís puede ser teniente alcalde si Cs apoya al Partido Popular, con el beneplácito de VOX que eso si, ya han dejado claro que no admitirán ningún cordón sanitario. Pero si nos alejamos de la capital de España los cantos de sirena se intensifican y la realidad se abre paso. En Andalucía, donde en diciembre consiguieron echar al PSOE después de casi cuarenta años de gobierno en la Junta, la caída de la formación naranja es sangrante y aunque no se van a pronunciar por imagen, la estructura interna de Ciudadanos ya estudia cambios.
Especialmente malos han sido los resultados en grandes provincias como Sevilla o Málaga, ciudades y municipios donde Cs esperaba no sólo sumar algún concejal más con respecto a 2015, también gobernar en algún ayuntamiento y ser fuerza seria en las alcaldías de Sevilla y Málaga. Nada más lejos de la realidad.
Las claves para este retroceso en ciudades andaluzas importantes, la poca implantación tras cuatro años no aprovechados, pero sobre todo la multitud de problemas con las agrupaciones de todas las capitales por imposición de listas, crearon mal estar no solo entre el propio afiliado, también entre los miles de simpatizantes de Ciudadanos que vieron como apartaban de las listas a vocales, cargos de confianza o afiliados que llevaban una legislatura trabajando a pie de calle sin descanso.
En Sevilla capital se esperaba mucho más de los tres concejales que lograron sacar en 2015 con un Javier Millán con el que no se contó para estos comicios. Y es que en la capital hispalense la lista era nueva al completo, no repetía ninguno de los tres concejales que obtuvieron su acta en 2015 y la nueva lista era poco conocida para el ciudadano sevillano, resultado, cuatro concejales que aunque suponga subir uno a los tres que ya se tenían, no deja de ser un mal resultado. En ese sentido las miras se ponen sobre su secretaría de Organización Andalucía, Mar Hormigo, que compagina dicho cargo con el de senadora por la comunidad autónoma. La toma de decisiones en las listas y los problemas ocasionados con afiliados y simpatizantes, unido a los malos resultados, han hecho mella en la confianza de la cúpula de Cs en Hormigo.
Peores son los resultados en la vecina Málaga, donde repetía como candidato Juan Cassá y se vieron inmersos en los mismos conflictos que en la capital andaluza, problemas y alzamientos de afiliados por la configuración de las listas. Ciudadanos en Málaga logró obtener tres concejales en 2015, para ahora quedarse en tan sólo dos, cuando muchos de los miembros de las listas malacitanas hablaban de alcanzar los seís o siete ediles. El propio Cassá reconocía a Diario SUR en una entrevista previa a las elecciones que la lista no había sido diseñada por él, fue negociada y consensuada con el partido., dejando mal sabor de boca a afiliados y simpatizantes. Al igual que pasa con Hormigo en Sevilla y Andalucía en general, en la capital malagueña el punto de mira se pone en Vicente Sánchez, secretario de Organización. El caso de Sánchez es aún más curioso, ya que siendo residente del municipio de Cártama, acabó concurriendo como número tres de la lista por Marbella, donde finalmente Ciudadanos sólo ha conseguido un concejal, ironías del destino, en Cártama si han logrado alcanzar los tres concejales.
A Ciudadanos ahora le toca, en primera instancia, ser llave de muchos municipios y capitales, pero inmediatamente después, la intención de la formación naranja es tomar decisiones en aquellas provincias donde los resultados han sido malos y la confianza en sus secretarios de organización, casos de Sevilla o Málaga, se ha visto muy mermada.