Hoy Colón se ha llenado de rojos. Y de amarillos. A tono con la indignación de las 45 personas que han estado hoy en la plaza, según Delegación de Gobierno. Aunque PP y Ciudadanos manejan cifras que cuadruplican el dato.
No quieren a Sánchez y se sienten traicionados por su diálogo con los independentistas. A pesar de la rectificación del Gobierno, que ahora echa el cierre a la comunicación con la Generalitat.
No es una fiesta, aunque suene Manolo Escobar. Hay cabreo y crispación. La sensación es de malestar y se nota la rabia. La petición: “Fuera, okupa”. El símbolo, una señal: “Stop Sánchez. Elecciones ya”.
Es lo que pide María Claver, una de las pregoneras. Es crítica con el presidente: sus cesiones a los independentistas “han puesto en riesgo la vigencia de la Constitución”. Es una “puñalada por la espalda a la ley y a la justicia”, según la periodista.
La intensidad del discurso sube. También los decibelios cuando suena el himno de España. No hay silencios. Algunos tararean, otros cantan. Pero nadie entona la letra de Marta Sánchez; el cronista se sorprende de esto. También suena Serrat. “Hoy puede ser un gran día”, dice. La canción se corta dos veces. Qué cosas.
Esta vez el cierre no lo ponen los políticos. Se han mantenido al margen. Con foto y declaraciones a los medios, eso sí. Cómo no. El de los colores siempre ha sido un conflicto político. Y ellos lo saben.