España ha cambiado. A pesar de su gente, su cultura… el país no es el mismo. Es ley de vida. Y hoy da un paso más en su historia. La Constitución cumple 40 años, y es motivo de celebración. Hace 40 años, un miércoles 6 de diciembre de 1978, casi un 60% de los españoles se echaba a las calles para decidir en el denominado “Referéndum para la ratificación de la Constitución española” sí querían que la norma suprema entrara en vigor. Con un 87,78% de “síes”, los ciudadanos gritaron a pleno pulmón que apostaban por una España unida, democrática, de derecho, que dejara atrás casi cuatro décadas de represión franquista y que miraba hacia delante con espíritu de cambio, de renovación y europeísta.
No obstante, el paso del régimen del general Francisco Franco, que había muerto hacía tres años, a un país que tuviera por bandera la democracia no fue fácil. Esa época, la por muchos vanagloriada y por otros pisoteada Transición, fue la piedra angular de lo que, en parte, somos en la actualidad. El recién estrenado rey Juan Carlos I tuvo que lidiar con los diferentes presidentes de unos gobiernos que, si bien eran inestables, fueron marcando el camino a seguir. El presidente del Consejo del Reino y hombre de confianza del monarca, Torcuato Fernández Miranda, trabajó con el entonces presidente Arias Navarro e intermedió en los desencuentros con don Juan Carlos –el Rey llegó a decir: “Arias es un desastre sin paliativos”. Y fue el propio Fernández Miranda quien propuso a Adolfo Suárez, afín al monarca, como nuevo líder nacional tras la dimisión de Navarro en julio de 1976. Su nombramiento causó gran revuelo en la oposición, que acusaba a Suárez de no haber sido elegido por el pueblo. Sin embargo, el 15 de junio de 1977 todo cambió: Unión de Centro Democrático (UCD), el partido de Suárez, obtuvo el 34,44% de los votos de los ciudadanos (165 escaños), frente al 29,32% del PSOE (118 escaños); el 9,44% del Partido Comunista de España (20 escaños); o el 8,21% de Alianza Popular (16 escaños). Fue en el segundo gobierno de Suárez, entre 1977 y 1979, cuando se cuidó el germen de la que sería la nueva Carta Magna de mano de sus “siete padres”: Jordi Solé Tura, Miquel Roca, Gabriel Cisneros, Miguel Herrero, Gregorio Peces-Barba, Manuel Fraga y José Pedro Pérez-Llorca.
A pesar de que fue un paso transcendental en la historia del país, a la Constitución le han salido muchos detractores en los últimos años. Unos apuestan por elaborar una nueva Constitución, mientras que otros solo apuestan por una reforma constitucional que, aunque puede parecer en un primer momento algo sencillo y necesario, no es algo instantáneo. Realidades tan importantes como la violencia de género, el medio ambiente, la diversidad y la discapacidad necesitan ser actualizados. Pero eso no significa que haya que echar por tierra el papel de la norma fundamental del país que garantiza la seguridad, la unidad y la integridad de todos los ciudadanos que se rigen por ella. “Reformar es reforzar”, escribía ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para el diario El Mundo, a la vez que aseguraba que “es necesario un gran pacto político”. La Constitución de 1978 “recuperó la soberanía nacional para los españoles", como dijo el rey Felipe VI en los Premios Princesa de Asturias 2018, y reconoció la pluralidad de todos los pueblos que forman el país.
En la Constitución se puede encontrar todo ciudadanos. Es la máxima garantía de respeto y lealtad institucional, jurídica, territorial y cultural. Por ello, todos debemos abrazar a la Carta Magna y, a pesar de sus luces y sombras, tenerla como un pilar.
Felices 40 años de la Constitución.