Dice Sergio Ramírez, escritor nicaragüense galardonado con el Premio Cervantes, que el mejor momento de toda revolución es el principio, cuando aún se conservan intactos los ideales. Después llegan las luchas internas, el ansia de poder, y los egos se imponen a los intelectos. La crisis en Podemos confirma esta máxima. Por más que intentan dar imagen de unidad, la fractura ya no hay quien la cosa, y los resultados de las encuestas se resienten. El castillo de naipes morados se desvanece.
El caso Cifuentes les había brindado una oportunidad de oro que, una vez más, no han sabido aprovechar. La filtración del documento de Carolina Bescansa trazando un plan para desbancar a Pablo Iglesias y hacerse con el control del partido, ha torpedeado la línea de flotación de la formación morada. Ante el escándalo, Iglesias ha actuado con rapidez. Se ha vestido de bombero y ha apagado el fuego como ha podido, auspiciando un acuerdo cogido con alfileres entre Iñigo Errejón y el secretario general autonómico Ramón Espinar. Mientras, la conspiradora Bescansa, aquella simpática mamá que acudió al hemiciclo con su bebé, recibe presiones para echarse a un lado y abandonar la política. En estos casos, ya se sabe, Roma no paga a los traidores.
Podemos se ha convertido en un partido más. O a lo mejor siempre lo fue. Durante un tiempo, nos vendieron la moto de que eran diferentes, la alternativa a la podrida clase política española, la transparencia frente a la opacidad, el pueblo frente a la casta. A la hora de la verdad, se comportan igual que todos. Ruedas de prensa sin preguntas, explicaciones que no explican, aclaraciones que no aclaran, promesas incumplidas. Alcanzar los cargos como único objetivo, el sillón es lo que importa. Pero los cargos llevan cargas.
El 15M fue una propuesta ilusionante. Un movimiento ciudadano surgido de manera espontánea en su origen. Otro proyecto inacabado, qué lástima. La primera piedra de un edificio que se ha quedado en ruinas. Pudieron, pero no supieron, no fueron capaces, o lo que es peor, quizá no quisieron.