Cada vez que se pone delante del bolígrafo o del ordenador para ponerse a hablar de su vida personal para enviar parte de sus vivencias contemporáneas a la revista para la que trabaja, Jorge Javier Vázquez acaba convirtiéndose en tendencia.
A menudo lo hace sin buscarlo, como consecuencia directa de rasgarse la camisa y entregar más de lo que tiene dentro de lo que probablemente lo haga con cualquiera de sus amigos.
Sin embargo, en otras ocasiones, como en la última entrega de su columna, lo hace a sabiendas. Porque además de abrirse en canal y mostrar su 'yo' más íntimo, a J. J., a quien ya lo conocemos desde hace más de dos décadas, le gusta provocar al personal. Algo que, además, hace como pocos.
Para muestra el último botón de sus líneas tituladas 'Qué ganas tengo de poder coger un avión y aparecer en una playa repleta de tíos buenos con bañadores diminutos'.
Un repaso a su últimas semanas en las que ha habla de sus retoques estéticos, de sus citas con otros hombres en busca de algo más que diversión y, cómo no, también de sus deseos más tórridos y lujuriosos.
Deseos en los que ya está trabajando para que, una vez se acabe por fin la pandemia y se pueda viajar y recuperar algunas de las actividades que llevábamos a cabo en 2019, le ayuden a redimirse por todo lo que no está pudiendo disfrutar, también en el plano carnal.
Y es que, según sus propias palabras, no ve el momento de coger un avión y, después de meterse unas cuantas horas de vuelo para llegar a algún lugar sin fotógrafos ni conocidos, aterrizar en una playa de ambiente repleta de muchachos fornidos y deseosos como él tras tanto tiempo de sequía, para disfrutar una fiesta de dos rombos.
Así lo denota su fijación por el físico de estos "tíos buenos" enseñando toda la carne y más de la que se pueda imaginar a través de "bañadores diminutos" que le ayuden a no errar en el tiro llegado el momento de recuperar el tiempo perdido durante más de un año de sequía.
Un plan que seguro es el deseo de muchos y que este, con su magnánimo sueldo de más de dos millones de euros, se acaba convirtiéndo en realidad este próximo verano. Y es que esta es la fecha que el presentador de Sálvame tiene marcada a fuego para empezar a disfrutar, primero visualmente y luego como se tercie, de ese sueño de altos voltios que ha decidido compartir con sus fans.
