Álex Lequio moría el pasado 13 de mayo en Barcelona a los 27 años de edad sin que sus padres, Ana Obregón y Alessandro Lequio, pudieran organizar un funeral en su honor debido a la pandemia del coronavirus. En el entierro del joven, fallecido de cáncer, solo estuvieron acompañados por Celia y Amalia, hermanas de la actriz, y Carolina Monje, novia del difunto. Ya este martes, 30 de junio, la "nueva normalidad" ha permitido una emotiva ceremonia que se ha convertido en todo un homenaje al único hijo de la presentadora.
El servicio religioso tuvo lugar a media tarde en la madrileña iglesia de Nuestra Señora de la Paz, cuyo altar estaba repleto de flores blancas. La misa estuvo oficiada por el sacerdote Alfonso Sánchez, que tuvo palabras de consuelo para Obregón: "Ana, tú eres su madre en la tierra. Ahora Álex tiene a la Virgen María, que le acuna como lo hacías tú cuando era pequeño". Más emoción aún añadió la música del grupo Alborada. Durante la consagración sonaron el Himno Nacional y "Honor him", el tema central de la película "Gladiator", que evocó la lucha de Álex durante dos años contra el sarcoma de Ewing.
Al final de la ceremonia y sacando fuerzas de flaqueza, Ana Obregón quiso dedicar unas palabras a su hijo y dar las gracias a todos los familiares y amigos presentes. Rota de dolor, tuvo que interrumpir varias veces su discurso al no poder evitar el llanto. "Has sido mi vida y lo seguirás siendo. El mejor hijo, nieto, hermano, amigo… Nunca abandonaste la sonrisa ni el sentido del humor. Eres grande, nos has enseñado a todos con tu ejemplo a ser mejores personas. Hijo mío, espero el día en que pueda abrazarte", dijo completamente destrozada.
El broche de oro lo puso la "Salve Rociera". Luego, Ana saludó efusivamente a varios de sus íntimos, como Ramón García. "No sé qué voy a hacer ahora", se lamentaba Obregón, que lucía un vestido negro idéntico a uno que utilizó en el embarazo de Álex. En la parte superior del escote llevaba bordado su nombre. Según Vanitatis, la actriz tiene previsto pasar unos días de descanso en la casa familiar de la Costa de los Pinos, en Mallorca, lugar donde a Lequio Jr. siempre le gustaba volver.