Que en la televisión nada es lo que parece, que hasta el más mínimo detalle está pensado y planeado mil y una veces y que todo tiene que parecer más que ser, es una realidad incontestable que nadie se atreve a negar a estas alturas de la película.
A pesar de ello, la audiencia decide dejarse llevar por la historia que se nos cuenta, sobre todo en los formatos en los que existen reglas que son públicas, creyendo a pies juntillas que, si bien nada es lo que parece, al menos no existe una manipulación.
Es por eso por lo que, cuando se desvelan noticias como la que ha revelado una personalidad que conoce bien las interioridades del concurso como Alaska, la audiencia se echa las manos a la cabeza preguntándose si vale la pena seguir viendo un espacio en el que, a pesar de lo que indica el nombre, apenas hay trazas de supervivencia.
Según la artista, íntima de ex concursantes del reality como Bibiana Fernández o Carmen Lomana, los acontecimientos se desarrollan en islas muy pequeñas con recursos "muy limitados". Esa es la razón por la que "los recursos mucha veces son ‘echados’ para que te los puedas encontrar, porque no hay".
Es decir, que lo que encuentra, cazan, pescan o agarran de los árboles, como le sucedía al Caudillo en su tiempo, 'se los ponen', al menos en un porcentaje reseñable. Algo que explicaría cómo puede ser que apareciera la famosa lata de comida en la playa que acabaría, como por arte de magia, en el saco de Isabel Pantoja.
Sin duda todo un fraude para los espectadores que creen que han tenido que esforzarse dejándose la piel en busca de sustentos que, como asegura telezine, les son proporcionados de aquella manera. De confirmarse estaríamos ante un engaño mayúsculo que puede comprometer muy seriamente la credibilidad del concurso y, por lo tanto, su futuro si la audiencia deja de creer lo que sucede en Supervivientes.