Sus enemigos ya lo saben: con Kiko Hernández no se juega. Una advertencia que llega a todo el mundo. Desde los invitados al programa que la toman con él, hasta a sus propios jefes, como ha quedado demostrado en la última emisión del programa.
Todo empezaba cuando la dirección de Sálvame decidía, sin previo aviso, sacar unas fotos de los primeros pasos del madrileño en televisión en las que quedaba patente el gran cambio físico que este ha vivido, con alguna que otra cirugía mediante.
Después de soportar un bochorno que no le agradó un pelo, el ex de Gran Hermano puso el rictus serio y mandó una serie amenaza a sus jefes asegurando que él, después de muchos años en la profesión, ha sabido cómo guardarse las espaldas.
Según deslizó, este lo habría hecho haciendo acopio de un ingente material fotográfico que comprometería a varios de sus jefes en Telecinco. Material que no tendría reparo en utilizar y sacarlo a la luz pública si se le ningunea o desprecia en algún momento. La amenaza, según parece, va muy en serio. Veremos qué opinan las altas esferas de Telecinco de sus palabras y si hay consecuencias en su contra.