He salido esta tarde a escuchar poemas en un establecimiento del centro de Almería. Como aún quedaba un rato para mi cita con la literatura, he decidido dar una vuelta por el Paseo, mirar los escaparates, no pensar en nada.
En esas divagaciones andaba cuando un chico que rondaba los veinte años, Pablo me ha dicho que se llamaba, ha empezado a hablar conmigo. Sé lo que estarán pensando… no hay tiempo para detenerse con todos los que intentan captar socios para la multitud de ONGs que existen en nuestro país. Lo comprendo: la prisa, las obligaciones, aprovechar los últimos días de las rebajas…
Sin embargo, hace unos cuantos años, salía yo del dentista cuando un tal Antonio, voluntario de Cruz Roja, me preguntó si tenía la intención de colaborar con alguna asociación. Mi respuesta fue un sí rotundo; llevaba tiempo rondándome por la cabeza la idea de ayudar más allá de las aportaciones puntuales de alguna campaña concreta. Pensé que seis euros mensuales irían a parar a un mejor lugar que a un café con tostada de una tarde. Y así empecé a sentir que ponía también de esta forma mi granito de arena.
Hoy he encontrado en Pablo el mismo brillo en la mirada que todos los que dedican su vida o parte de ella al voluntariado, el gracejo al hablar, las ganas por echar un cable a aquellos de los que pocos se acuerdan. Y he detenido mi paseo, y hemos charlado, y me ha contado que viene de la sede de Madrid, pero que él es de Asturias y que, aunque empezó en esto por una casualidad -que yo llamaría causalidad- está contento con lo que hace.
Me ha explicado que hay veinte mil niños en España con necesidad de protección y acogida en lo que ellos denominan “aldeas”, unas casas donde los chicos que no tienen medios o aquellos cuyas familias no pueden hacerse cargo de ellos pueden vivir y tener cubiertas sus necesidades básicas y necesarias. Pablo me ha contado que en Andalucía la aldea infantil está en Granada y que ya hay sedes en ocho comunidades autónomas. Y me lo ha explicado tan bien, con tanto entusiasmo, con una sonrisa tal que pareciera abrazar con ella a todos esos niños, que quería compartirlo con ustedes, sean de donde sean, y decirles que Pablo y sus compañeros de Aldeas Infantiles estarán en la zona central del Paseo de Almería hasta el próximo martes 23 de enero, con la intención de explicarles cuál es el proyecto en el que participan y del que se benefician miles de niños, con el deseo de sumar más ayudas y de verles felices a ustedes al extender sus manos a esa parte de la infancia que, a pesar de las vicisitudes, también merece soñar.