Desde sus comienzos académicos, Nagore Iriberri, profesora e investigadora de Economía de la Facultad de Economía y Empresa de la UPV/EHU, asistía a seminarios, donde no veía demasiadas mujeres. Esa falta de referentes femeninos le hizo preguntarme la siguiente pregunta: ¿Qué ocurre en esta profesión con las mujeres?
Cogiendo como base de la investigación la Econometric Society y otras asociaciones internacionales, el grupo de investigadores formado por Nagore Iriberri, David Card, Stefano DellaVigna y Patricia Funk ha estudiado el impacto que tiene el género a la hora de reconocer la excelencia en las contribuciones de sus colegas o ‘pares’, es decir, un proceso de reconocimiento donde científicos y científicas de un campo de conocimiento valoran la calidad de las contribuciones de sus colegas de profesión. Reconocidos por estas instituciones científicas representan la élite y se consideran una referencia importante en cada uno de sus campos, en este caso en la Economía. ¿Las investigadoras han tenido el mismo reconocimiento por sus contribuciones científicas que sus colegas masculinos?
La investigación concluye que actualmente en las asociaciones más importantes del mundo de la Economía, las mujeres académicas tienen una mayor posibilidad de ser reconocidas, comparadas con los hombres. “Este fenómeno se puede deber a tres motivos. El primero, los académicos se han dado cuenta de las barreras que han sufrido las mujeres científicas a lo largo de la historia, e intentan darle la vuelta al proceso. Segundo, es posible que consideren que una representación paritaria supone un valor añadido. Por último, el mundo de la ciencia se ha dado cuenta de que, a pesar de que asumimos que todos tienen las mismas oportunidades, las mujeres lo tienen más difícil”, explica Nagore Iriberri.
Este proyecto se ha llevado a cabo a través de una base de datos mediante la cual se han recopilado y comparado los perfiles de mujeres y hombres científicos de las principales sociedades científicas, como son la Econometric Society (EC), la American Academy of Arts and Sciences (AAAS), la American Economic Association (AEA), la National Academy of Sciences (NAS) y la Fundación Sloan (una fundación que apoya investigaciones científicas de alta calidad). Para formar esta base se han utilizado los miles de datos publicados en la página web de cada una de esas sociedades y asociaciones, desde que se crearon hasta el día de hoy. Una vez descargados esos datos también se ha creado la base de datos de todos los investigadores que han podido optar a este tipo de reconocimiento, teniendo en cuenta los artículos publicados y las citas recibidas por todos ellos. Al crear perfiles con características similares, se han podido comparar entre ellos y determinar la influencia del género en la probabilidad de ser nominado o elegido para este tipo de reconocimiento.
En base a los resultados obtenidos, se ha llegado a la conclusión de que “el género tiene una influencia sobre la probabilidad de ser nominada y/o electa para este reconocimiento. Siendo esto así, el reconocimiento obtenido por las mujeres académicas ha ido variando durante las últimas décadas.
En los primeros años de la Econometric Society, entre 1933 y 1979, se observa un “coeficiente negativo para las mujeres académicas” en la probabilidad de ser elegidas para este tipo de reconocimiento. Por otro lado, “en las décadas de 1980 y 1990, se observa un pequeño efecto positivo” hacia la probabilidad de elección de las mujeres, pero insignificante a nivel estadístico. Desde el año 2000 hasta el 2009, se puede ver un “efecto positivo moderado” en la probabilidad de ser elegida. “Por último, entre los años 2010 y 2019 se puede apreciar un efecto positivo más significativo a los anteriores”.
En la AAAS y la NAS, cuyo sistema de elección se basa en que los académicos nominan directamente a sus iguales, se puede observar una evolución muy similar a la anterior a lo largo de su historia, en lo que se refiere a la presencia de mujeres. Por otro lado, la AEA y la Fundación Sloan, cuyo sistema de nominación se basa en un comité, presentan una evolución más constante a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, se puede ver cómo en la última década, ha habido un cambio pronunciado, partiendo de una tasa en negativo en cuanto a la probabilidad de ser reconocidas por estas instituciones, a una tasa positiva.
“Creo que el porcentaje de mujeres en este campo llegará a ser parecido al de los hombres con el tiempo, pero para ello hay que hacer un trabajo, y no solo en la ciencia, sino en la sociedad en general, para impulsar la distribución paritaria desde que somos pequeños”, detalla Iriberri.
La importancia de la diversidad geográfica
La investigación ha revelado también un efecto paralelo en la influencia de la diversidad geográfica. Se puede observar que en la década de 1990 los nominados solían ser economistas de universidades de renombre de los Estados Unidos. A día de hoy, se percibe una probabilidad el triple más grande de ser elegido, siendo parte de una región subrepresentada. Dentro de este cambio se comprueba la importancia del papel del Comité, que ha ido haciendo cambios en las papeletas de elección para enfatizar el protagonismo de dichas regiones.