Crónica por Melanie Lupiáñez.
“El papel de la mujer está probado en el mundo rural falta su presencia en los órganos de dirección, es un desafío” dijo el moderador, José Luis Mellado, a modo de pequeña introducción antes de dar paso a la coach que guiaría la noche. Lourdes Morales, fue abogada durante 14 años antes de dedicarse a orientar y potenciar la capacidad de cada persona. Dijo que las personas somos como semillas y cada uno hemos venido a desarrollar nuestro potencial. Morales ejemplificaba con fábulas relacionadas con la agricultura sus explicaciones una manera de transmitir y empatizar con el público que no dejó indiferente, como reflejó el animado debate que se dio después de su exposición en el que participaron hombres y mujeres.
La coach motivaba con sus palabras a los asistentes para que abandonaran su zona de confort, dónde explicaba tenemos una sensación de falsa seguridad sin embargo al no tener sueños, no alimentar nuestra alma, generamos estrés y ansiedad. Para salir de esta zona de confort lo primero es la actitud y distinguió dos tipos: la víctima y el protagonista. Una persona que adopta la actitud de víctima, como contaba Morales, es negativa y entra en la crítica, piensa que sus problemas se deben a factores externos y empodera a los demás porque pierde la responsabilidad sobre sus actos. Por el contrario los protagonistas se desafían a sí mismos, se retan, están en continua formación, entran a ser parte del problema, para ser parte de la solución.
Ejemplo conmovedor
Un ejemplo muy conmovedor que hizo escuchar con el corazón a los asistentes (como recomendaba desde el principio de su ponencia Morales pues decía que está demostrado que los seres humanos generamos energía cuando pensamos y estas ondas energéticas son 1000 veces superiores cuando sentimos) fue un proyecto que la entrenadora de conciencias llevó a cabo con personas de la tercera edad. “Tenemos que atrevernos, volver a soñar” decía Morales, y contaba como los ancianos aprendieron a nadar, montar en bici o inglés. “Siempre hay tiempo de aprender” concluía antes de explicar que la vida es nuestro viaje de héroe.
Los viajes de héroe como las leyendas de la antigüedad (la Odisea, la Iliada, etc) son travesías donde los protagonistas se enfrentan a una serie de obstáculos y salen victoriosos. Comentaba Morales como el escritor Joseph Campbell observó que se daban una serie de etapas: llamada a la aventura, negación, miedo, travesía por el desierto y nueva realidad. EL primer paso es el sueño, la idea que queremos realizar, después sentimos la negación en esta etapa nos tenemos que preguntar “¿qué hago para dar lo mejor de mí mismo?”. Por su parte “el miedo es la emoción que dice que hay algo valioso para nosotros que está en peligro de perderse” en palabras de Morales, y distingue además entre miedo real e imaginario, el segundo tiene que ver con nuestras proyecciones, lo que pensamos que ocurriría, la coach propone primero distinguirlos y segundo atravesarlos. Antes de llegar a reinventarnos atravesamos la etapa más dura y larga, la travesía por el desierto donde nos enfrentamos a situaciones adversas y a nuestra propia debilidad.
[Sumario]
Para acabar su ponencia ejemplificaba con nombres y apellidos de mujeres que no lo tuvieron fácil por la falta de recursos, su género, sus propios miedos, etc y a pesar de las adversidades cumplieron sus metas como Vandana Bahadur, la primera mujer líder de su pueblo en India que construyó puentes y escuelas, Marcelina Bautista, una mejicana a la que agradecerle los Derechos de los trabajadores del hogar, la agricultora africana Isabel Deitliens, la doctora afgana Habiba Sarabi o las mujeres indúes que se apoyan mediante un sistema de microcréditos. Por si todos estos ejemplos no fueran suficientes Morales habló de la primera sordo-ciega que se licenció en la Universidad de Cambridge, la activista y defensora de los derechos de los sordo-ciegos, Hellen Keller, nacida en Estados Unidos a finales del XIX.
Lourdes Morales puso unas evocadoras palabras como broche final “cuando sueñas y trabajas por cumplir tus sueños, el universo conspira para cumplirlos”. Y el público aplaudió y comenzaron las manos al alza pidiendo el turno de palabra. Los asistentes agradecían a Consumomar reconocer el papel de la mujer en el campo, hablaban del reparto equitativo de las tareas del hogar para que ellas pudieran asistir a las reuniones y formar parte de los órganos de dirección. Una de las asistentes respondió con orgullo ante una pregunta lanzada al aire por un compañero, comentó que se sentía feliz de ser agricultora, que las fuerzas no las necesitaba porque para eso está la maquinaria, que nadie la cuestionaba ya por ser una mujer cultivando, ni miraban las maniobras que tendría que dar antes de acular el camión en el muelle para descargar las hortalizas y que además era madre y a veces eran las ocho de la tarde y todavía no había llegado por el trabajo. Ella terminó de hablar y todos respondieron con un fuerte aplauso.