Plataformas y colectivos vecinales de más de 16 ayuntamientos gallegos se acaban de reunir en Santiago de Compostela para constituir la Rede Galega por un Rural Vivo, un nombre que recoge el objetivo principal y final de la red: trabajar para garantizar un marco legal justo y con garantías para que el rural no languidezca.
La Rede Galega por un Rural Vivo denuncia que se está empleando el rural gallego como un parque industrial sin tener en cuenta las graves consecuencias para la supervivencia del rural, condenándolo a un futuro muy incierto y a una aceleración de la despoblación.
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Los fundadores de la Red
El denominador común de los colectivos vecinales es que en los ayuntamientos en los que actúan se enfrentan “a proyectos eólicos abusivos” porque aseguran que éstos “ponen en riesgo la seguridad, la salud y la economía de las personas que viven en esas zonas, además de la afectación grave al patrimonio natural, histórico e inmaterial, el impacto en el paisaje y la pérdida de superficie agraria y forestal”.
Los colectivos vecinales implicados en la Rede aclaran que no están en contra de la energía renovable. “Todo lo contrario”, dicen, “pero sí estamos en contra de un sistema de producción energética que concentra esta producción en una comunidad, la gallega, convirtiéndola en un territorio de sacrificio para producir energía que será transportada a cientos de kilómetros para su consumo, perdiendo mucha energía en el transporte”.
La Rede Galega por un Rural Vivo va a trabajar para conseguir un marco legal que proteja la vida en el rural, “evitando así escenas esperpénticas como un aerogenerador de 200 metros de altura a tan solo 500 metros de las casas, o líneas eléctricas cruzando fragas centenarias”.