Las afectadas, dos mujeres de unos 50 años aproximadamente, han acusado al local de prohibirles pasar por su género y edad. “Primero nos dijeron que solo se podía acceder con invitación, cuando poco antes habían entrado nuestros amigos sin invitación alguna. Fue entonces cuando se excusaron diciendo que no podíamos entrar solas, sin pareja” explica una de ellas.
Nos explicaron que el local siempre había sido visitado por grupos de personas mayores y, por ese motivo, tuvieron que cerrar, por ello, al reabrirlo, decidieron que solo querían gente joven pero, gran sorpresa fue cuando vimos a cantidad de gente de nuestra misma edad entrar y salir de este local”.
Las dos mujeres se sorprendieron porque mientras todos entraban, ellas eran las únicas que no podían hacerlo.
Tras un rato, sus amigos, que se encontraban dentro del local esperándolas pidieron explicaciones y decidieron poner una hoja de reclamaciones, “entonces si empezaron a decirnos que había sido un error, que claro que podíamos entrar, no sin antes, aclararnos que no le pasaría nada al local llevásemos o no esa reclamación a consumo” Por supuesto, ellas ya no quisieron entrar.
El episodio no es nuevo. Se viene repitiendo con frecuencia cada fin de semana en toda España. Grupos de personas de distintas nacionalidades, distinta edad, etc. que salen en busca de diversión y que ven interrumpida la fiesta justo cuando van a acceder al establecimiento elegido. Cada vez son más los responsables de estos locales, o en su defecto su seguridad o los mismos porteros, esgrimen supuestos ilegales para restringir la entrada a potenciales clientes que, por cualquier razón, no les interesan.