Los que viven en Madrid conocerán de sobra el Espacio Fundación Telefónica en el número 3 de la calle Fuencarral y los que no, tienen la oportunidad de conocer tal interesante espacio a través de las noticias y de las exposiciones que en ella se realizan, todas de carácter gratuito.
En esta ocasión la exposición de la temporada es Houdini, las leyes del asombro. Con una cuidada puesta en escena, el visitante se adentra en la historia de uno de los últimos grandes magos y escapistas del siglo XIX y principios del siglo XX. Houdini representa una época en la que la magia pasa de ser un entrenamiento de pobres a ser visto como un arte culto, disfrutado por las altas esferas de la sociedad del momento.
A lo largo de la exposición podemos ver diferentes carteles de la época mostrando las maravillas de esos magos, los elementos casi rudimentarios para llevar a cabo sus trucos o los primitivos juegos visuales con los que “engañaban” al ojo humano.
En uno de los apartados de la exposición, que casi parece no pertenecer a la misma, se nos cuenta la importancia del estado físico de los magos, estos con elementos muy rudimentarios hacían ejercicio físico, pesas, boxeo, para mantenerse fuertes y elásticos a la hora de realizar sus escapismos. Porque, algo que nos enseña esta exposición es que Houdini, se adaptó perfectamente a los tiempos que le tocó vivir.
Nacido en Budapest como Erik Weisz en 1874 y emigrado a Estados Unidos con su familia, fue allí donde cayó en sus manos el libro que lo cambiaría todo, The Memoirs of Robert-Houdin, Ambassador, Author, and Conjuror, Written by Himself, tras su lectura Erik decidió cambiarse de nombre y añadir la “i” al final de Houdin, para así convertirse en Harry Houdini.
[Sumario]Gran conocedor de los incipientes medios de comunicación supo utilizarlos a sus gusto para dar al público lo que pedía, supo llamar la atención de una sociedad virgen de conocimientos en donde era fácil hacer trucos de magia que jugasen con los engaños visuales, las perspectivas, con escapismos espectaculares en mitad de la calle o colgado de un edificio como se ve en una de las pantallas de la exposición…
Pero, Houdini, no solo fue uno de los grandes escapistas de todos los tiempos, sino que también fue el azote de los espiritistas que tan de moda estuvieron a principios del siglo pasado. Tras la muerte de su madre, sintió curiosidad y fue a una de esas sesiones con su gran amigo Arthur Conan Doyle, el cuál era un ferviente seguidor. Houdini se sintió estafado y a partir de entonces se dedicó a destapar a estos estafadores, como podemos ver en la parte final de la exposición.
Como en todas las grandes exposiciones del Espacio Telefónica hay multitud de actividades paralelas para poder saber un poco más quien fue este gran hombre que tantas películas y series ha inspirado, como más sobre la magia y todo lo que rodea este mundo de ilusión.