El consumo de refrescos durante las comidas es una costumbre muy común entre la población, especialmente en las naciones desarrolladas, donde abundan este tipo de bebidas que contienen sabores y colorantes artificiales, al igual que grandes cantidades de azúcar. Para muchas personas tomar refrescos durante el desayuno, el almuerzo, la cena o entre comidas es una costumbre adquirida a tempranas edades.
Aunque las investigaciones y recomendaciones médicas advierten sobre los riesgos que implica para la salud ingerir refrescos regularmente, son muchas las personas y familias que siguen manteniendo este hábito a la hora de comer. Por este motivo, es importante detectar los efectos nocivos que pueden ocasionar en el organismo humano.
Un exceso del consumo de refrescos aumenta la posibilidad de contraer enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, dolencias renales y estomacales. En numerosas oportunidades, las bebidas azucaradas o refrescos están siempre disponibles en la mayoría de los restaurantes, fiestas, reuniones de trabajo, banquetes o cualquier otro tipo de celebración y es común que la gente esté tentada a ingerir este tipo de bebidas.
Los riesgos de padecer enfermedades, a partir de beber de refrescos es el resultado de consumirnos en exceso. Estas costumbres también suelen ser muy comunes durante la infancia y la adolescencia, especialmente si los padres no mantienen un control adecuado de la dieta regular de sus hijos.
Los refrescos azucarados no aportan nutrientes esenciales para el organismo humano
Por otra parte, esta tendencia alimenticia a la hora se sentir sed es realmente inútil, porque los refrescos no contienen ningún tipo de vitaminas o minerales que aporten un beneficio para la salud. Al contrario, son realmente dañinos para el cuerpo humano.
Crear sanos hábitos alimenticios entre los niños y adolescentes es una responsabilidad que corresponde a los padres o cuidadores. Si los niños crecen en un ambiente de descuido o abandono con relación a la vigilancia de sus dietas regulares, son muy propensos a desarrollar enfermedades graves durante la adultez.
Beber refrescos en exceso a tempranas edades provoca obesidad infantil
En los casos de obesidad infantil es imprescindible eliminar el consumo refrescos, debido a que estos niños requieren un estricto control de lo que comen para recuperar la salud. Un niño obeso tiene una elevada propensión a padecer otras dolencias de salud, entre ellas problemas motores debido al exceso de peso.
Los refrescos azucarados tampoco contribuyen en buena medida a calmar la sed. Los jugos naturales elaborados con frutas frescas como la naranja, el limón, la patilla, el mango o el melón son valiosas fuentes de nutrientes y vitaminas necesarias para el organismo humano. Sin embargo, conviene prepararlos siempre evitando añadirles azúcar blanca, morena o miel.
Por otra parte, es conveniente beber los jugos naturales recién exprimidos, porque es en ese momento cuando contienen los nutrientes apropiados para el organismo humano. Un jugo de fresas, por ejemplo, que se haya elaborado hace un par de horas ya no es tan saludable. Incorporar estos hábitos alimenticios a tempranas edades también es recomendable, al igual que reforzarlos entre los enfermos, mujeres embarazadas, discapacitados o ancianos.