Con la vuelta de las vacaciones llega el cambio de horario, de rutinas, y de alimentación. Se pasa de un clima más relajado dónde la preocupación de muchos es menor, a un clima de rutina dónde se vuelve al trabajo y se prepara lo más rápido que se encuentra en la nevera. Algunos incluso usan la comida como liberador de estrés. ¿Realmente tienen hambre? ¿O son un cúmulo de emociones? De esto y mucho más habla la experta en nutrición María Rodríguez Lazo.
P. ¿Cuál es la diferencia entre hambre real y hambre emocional?
R. El hambre real es la que se empieza tener de forma gradual, poco a poco. Sin embargo, el hambre emocional es aquella que se siente al momento.
P. ¿Cómo se relacionan el estómago, intestino y cerebro?
R. El cerebro va mandando señales de hambre al estómago, además en el intestino también tiene lo que se llama la microbiota, que guarda una relación con el eje intestino cerebro, con todo esto podemos ver como todo está comunicado. Somos un todo hormonal.
P. ¿Es diferente la microbiota de un peso normal de una persona con obesidad?
R. Está comprobado que la microbiota es completamente diferente en una persona con obesidad y en una persona con un peso normal. La persona con obesidad tiene la microbiota alterada lo que hace que su conducta alimentaria también se vea alterada, provocando que tenga ansiedad y descontrol con la comida.
P. ¿Cómo se cuida la microbiota?
R. Con una alimentación saludable, es decir, una dieta rica en vegetales, fibras, frutos secos y legumbres.
P. ¿Se deben tomar alimentos considerados no saludables?
R. Si, pero siempre manteniendo un autocontrol, saboreando y sabiendo que estamos haciendo en todo momento. No por consumir estos alimentos significa siempre que hay un problema psicológico detrás.
P. ¿La comida puede ser usada como calmante?
R. Muchas personas buscan ese efecto placebo que les proporciona la comida, pero la comida no es la solución a ese malestar interno, se pueden hacer otras cosas para solucionar el problema, como sacar el perro, darnos una ducha, hablar con un amigo, porque sino, algunas personas se llegan a sentir después culpables por comer de esta forma.
P. ¿Las personas no son conscientes de que a veces se come por ansiedad?
R. Exactamente, porque es un mecanismo automático que se tiene. Además, a veces no es por ansiedad, sino por educación, es decir se enseña desde pequeño a que es de mala educación decir que no y por ello a veces se dice si cuando se quería decir no a ese último trozo de pastel.
P. ¿Cómo se llega a un estado de sobrepeso?
R. Es el sumatorio de muchos hábitos malos durante mucho tiempo. Son conductas aprendidas que se tienen que cambiar, y cambiar por otras.
P. ¿Cómo se trabaja la ansiedad por la comida?
R. La persona debe parar y escuchar su cuerpo analizando si tiene hambre real o emocional, y si es emocional intentar comprender las causas de su ansiedad y si lo necesita, puede trabajar esto con el psicólogo, para ver de dónde viene esa ansiedad, cuáles son las causas, para poder trabajarlas más a fondo y ver lo que le pasa realmente.
P. Y las personas que son delgadas y se alimentan mal. ¿Cómo serían conscientes de eso?
R. El problema es que la gente no entiende que comer bien no es por cuestión de estética, sino por salud. Yo en la báscula muchas veces ni peso a los pacientes y en mi consulta me han llegado niños muy delgados con colesterol elevado. Niños, imagínate ya en adultos lo que pueden llegar a tener, porque a este tipo de personas delgadas que no cuidan su alimentación los problemas le vienen a los 30 años. Vienen a mi consulta y me dicen: “Oye yo he sido delgada toda mi vida”. Todo el mundo debe ser consciente de que la delgadez no es cuestión de salud, y de las consecuencias tan nocivas que puede traer una mala alimentación. Hay que cuidarse siempre, ya seas delgado o no.
P. Entonces si comer bien es sinónimo de hambre real. ¿Querer comer una pizza sería hambre emocional?
R. Depende, hay personas que pueden llevar mucho tiempo sin comer una pizza, y les pueda apetecer una pizza y eso no tiene por qué ser hambre emocional. Te tomas esa pizza la disfrutas conscientemente, la saboreas y ni te sientes culpable ni mal, puede ser perfectamente hambre real.
P. ¿Qué piensa de la palabra dieta?
R. La palabra dieta yo la odio, porque significa restricción y amargamiento. Restringe y te prohíbes. Y luego vuelves a lo de siempre, y así te cargas tu metabolismo. De hecho, hay mujeres que acuden a la consulta con cincuenta años, que ya han pasado por todo tipo de dietas y no hay manera ya que adelgacen porque tienen el metabolismo machacado de tanto torturarse. Y ese tipo de mujeres que tanto tipo de alimentos se han prohibido, lo que han logrado es provocarse ansiedad, lo que es un mecanismo de defensa del cuerpo que te avisa de que está pasando algo y finalmente caes en atracones. Por eso es importante ese punto de no hacer dietas restrictivas.
P. ¿No tiene que haber restricción?
R. Depende de la restricción. Yo estoy hablando de dietas restrictivas. Una típica dieta que hacemos por nuestra cuenta donde nos quitamos todo lo que nos engorda: “me quito el dulce, me quito el chocolate”. Entonces, vas a incentivar más el deseo. Y las prohibiciones lo que hacen es incentivarnos más el deseo y esa ansiedad. Por lo que hay que trabajar esa frecuencia. No te vas a tomar ese pastel de chocolate toda la semana, pero si vas a comer de una manera adecuada a tus necesidades para que no te salte esa ansiedad. Ahora que si te apetece un día un dulce también podemos usar alternativas a dulces.
P. ¿Alternativas a los dulces?
R. El chocolate negro, dátiles, pasas, orejones o frutas con yogur. Pero antes de eso esa persona tiene que ver si realmente le apetece ese dulce o es una emoción de ansiedad que le entra.
P. ¿Entonces no es normal las ganas que entran de dulce de repente?
R. Normalmente eso es una falta de autocontrol. Está muy socialmente aceptado, pero igual que el alcohol, igual que el tabaco. Igual que hay adicciones de ese tipo, hay gente adicta a la comida. La gente es adicta a los dulces igual que pasa con el tabaco y con el alcohol. Está muy extendido que la gente se beba cinco cervezas al día y es normal. Es alcohol es adictivo y neurodegenerativo, pues la comida a la larga también nos va ocasionar problemas. La gente no ve el riesgo en el alcohol, ni en el tabaco, porque no es un veneno instantáneo, pues lo mismo pasa con la alimentación. Que acaba ocasionando a la larga la diabetes, obesidad….
P. ¿Qué consejos da para cuidar la alimentación? A parte de los ya comentados…
R. No hacer dietas restrictivas, escuchar a nuestro cuerpo, hacer una respiración consciente y realizar ejercicio físico porque nos ayuda con nuestra ansiedad. También es importante trabajar con nuestra autoestima para que sea la adecuada, es decir querernos mucho para podernos permitir y no prohibir todo el rato. Expresar nuestras emociones, porque a veces cuando contenemos nuestras emociones es cuando nos refugiamos en la comida con tal de no escucharlas. Y por último y no por ello menos importante organizar, planificar el menú y los ejercicios, porque no planificar quiere decir que vamos a comer lo primero que pillamos.
P. ¿La depresión se podría paliar con la nutrición?
R. No hay alimentos mágicos, pero sí que es verdad que con una alimentación saludable vas mejorando tu autoestima porque te vas viendo mejor. Eso de “los gorditos felices” es inexistente. Si comes sano, haces deporte, te cuidas y tienes autocontrol, todo esto hace que tu ansiedad vaya desapareciendo.
P. ¿Se podría curar un cáncer con la alimentación?
R. No, porque una vez que aparece no podemos curarlo, solo podemos prevenirlo. La mayoría de los cánceres son prevenibles. La mayoría de los canceres hoy en día son provocados por la mala alimentación, el sedentarismo y alcoholismo. Es decir, que con unos buenos hábitos de vida podríamos prevenir un 85% de los cánceres. La alimentación es una medicina preventiva, no curativa. El tener un hábito de vida saludable ayuda a prevenir posibles enfermedades.
P. ¿Un exceso de azúcares y grasas de mala calidad puede producir cáncer?
R. Sí, una mala alimentación si va repercutir en eso, puede hacer que acabes teniendo cáncer de colon o ovarios de mamas, entre otras.
P. ¿Qué se considera una alimentación equilibrada?
R. La alimentación equilibrada va a depender de la persona que tenemos delante. No hay una dieta perfecta para todo el mundo, eso es un error pensarlo.Hay que contemplar el sexo, la edad, los gustos, aversiones. Si cocina él, otra persona, si come acompañado o solo. Tiene que haber un equilibrio cuerpo y mente. Que tenga todos los nutrientes necesarios para esa persona. Un equilibrio entre el placer y la salud. Una alimentación para que esa persona adquiera una autonomía para que sepa elegir en eventos sociales, en su día a día. Eso es equilibrio.
P. ¿La comida es una recompensa?
R. La comida no es una recompensa, ni un consuelo ante tus fracasos. Porque al pensar en la comida como una recompensa comemos más de lo que necesitamos, somos permisivos en cuanto a la cantidad. “Ahora me bebo una botella de vino, porque me lo merezco”. Oye, que con eso estás volviendo a lo mismo, a tener hábitos no saludables.
P. ¿Y respecto a los niños tampoco la comida debe ser una recompensa?
R. No, porque hay padres que les castigan y premian con comida y eso hace que le cojan manía a determinados alimentos y no lo quieran comer más.
P. ¿Al cambiar tus hábitos alimenticios te cambia el paladar?
R. Claro, disfrutas más de la comida. Educas tu paladar. La mandarina es más dulce, la naranja es más dulce, y tu gusto por la comida cambia.