No queremos escondernos, queremos ser legales, que se nos respete y ejercer nuestros derechos y deberes con la libertad de cualquier otro ciudadano. El melón, ese que lleva la palabra puta y que tanto escandaliza a los que más acuden a sus servicios, está abierto y ésta vez, lo anticipo, no se va a cerrar en falso.
Las putas existen y son personas. El 4 de agosto el BOE les reconoce la legalidad del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (OTRAS); el 30, el Gobierno anuncia, a través de la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social que, “ha iniciado el trámite de impugnación de los estatutos de esta nueva organización por cuestiones de fondo”, porque, “la prostitución no es legal en España y este Gobierno no puede admitir que bajo el subterfugio de un “sindicato” de trabajadores y trabajadoras del sexo, se dé cabida a la prostitución.
Hay debate: los primeros pasos, de algunos, contaminan la realidad y siembran la confusión entre la trata de seres humanos y la prostitución de libre acceso, como un trabajo libre e independiente, del que hay que recordar que Montoro incluyó en el PIB español, con un aporte anual de miles de millones. Entonces, ninguno de los que se sentaban en el Congreso abrió la boca. ¿Cómo? La prostitución no es legal, pero aporta al Producto Interior Bruto miles de millones?
Entonces: ¿son o no son? ¿Somos incapaces de enfrentarnos a la realidad? Que alguien explique con claridad por qué no es legal que una persona decida ejercer esa profesión, en libertad y con todas las garantías de cualquier trabajador, ¿por qué no es legal? Ah! Ya llega el coro de mea pilas, amparado en esos que cuentan con lobbys y dosieres de miles de páginas de violaciones a niños. Vaya, vaya, vaya!
Quien meta en la misma olla a libres profesionales de la prostitución, con la siembra de mafias asentadas en España: la china, nigeriana, rusa, albanesa… (le pueden echar un ojo a la crónica de sucesos de Columna Cero); por cierto, mafias contra las que lucha la Policía, para liberar de la esclavitud de los proxenetas a las mujeres captadas por ellos. Pues quien quiera ejercer de ignorante, también está en su derecho, pero este país no está plagado de tontos mudos, sino de personas que se atreven a mostrarse y reclamar su sitio en la sociedad: hay que eliminar sombras y falacias.
La prostitución existe, es un trabajo al que hay quien quiere acceder de manera libre; y la prostitución (aviso) está abocada a ser tan legal como el que tiene un estanco. Y esa legalidad, que implica el reconocimiento de un oficio, se va a lograr, para que un colectivo de miles de votantes ejerzan su profesión con dignidad, respeto, reconocimiento, orden y pago de impuestos, como todo hijo de vecino; y que tengan sus prestaciones sociales y sanitarias, por supuesto. A partir de ahí, del reconocimiento, pues, como todo el mundo: si cometes un delito, los agentes te perseguirán lo mismo que al que roba, trafica, mata o estafa, y tenemos todas la leyes del mundo para perseguir los ilícitos.
¿Dónde está el problema de legalizar la prostitución?, a usted le importa en qué trabajo yo si lo hago legalmente? Pues eso, prostitución y legalización. Esto no ha hecho nada más que empezar.