Rocío Carrasco (29 de abril de 1977), desde pequeña ha estado en el foco de la atención mediática. No es para menos. La única hija (biológica) de la más grande de España, Rocío Jurado y del boxeador, Pedro Carrasco, podía haber tenido una vida de película rosa. Pero la realidad siempre tiende a ser muy dura.
Tuvo que vivir la separación de sus padres, aunque pronto encontró un nuevo sitio al que llamar hogar. Su madre se casó con el diestro, José Ortega Cano y la nueva pareja adoptó dos niños, provenientes de Colombia, que se convirtieron es sus hermanos. Muy joven, comenzó a salir con un guardia civil, Antonio David Flores, y a los pocos meses ya estaba embarazada. El matrimonio no se hizo esperar. El 30 de marzo de 1996 contrajeron nupcias, tuvieron dos hijos y comenzó el calvario.
Un cruento divorcio que aún tiene repercusiones.
Antonio David Flores fue fichado para participar en “Gran Hermano VIP” y, desde ese momento, la familia Flores Carrasco saltó de nuevo a la palestra pública. Mucho se ha rumoreado sobre la falta de relación que tienen madre e hijos luego del divorcio y la lucha por la custodia.
En febrero pasado, fue revelado el verdadero motivo por el cual, madre e hija, rompieron su relación filial. El 27 de julio de 2012, madre e hija, alrededor de las 8:00 de la mañana, comenzaron una discusión (lo que demuestra que a relación entre ambas ya estaba muy resquebrajada) que culminó con Rociíto en el piso, recibiendo varios golpes y patadas de su hija que le provocaron varias lesiones. Rocío Flores contaba con 15 años de edad.
Luego de esa pelea, la menor (en ese entonces) fue recogida en la casa por su padre y fue trasladada a un cuartel donde, Rocío Flores, denunciaría a su madre por malos tratos. Se dio inicio a un proceso legal y se demostró que Rocío Flores fue la culpable, siendo procesada por lo acontecido en ese día. Rocío Carrasco fue exculpada de esa denuncia. Desde ese día, no se han vuelto a hablar. Y desde ese mismo momento, la hija de “la más grande” ha sido muy criticada.
Lucía Etxebarría, escritora y premio Planeta 2004 ha sido una de las voces que ha salido en su defensa.
El año pasado, Lucía Etxevarría, publicó un artículo en El Periódico, recriminando que la denuncia hecha por Rocío Carrasco por sufrir maltrato psicológico por parte de Antonio David Flores, fuera archivada. Explicaba la autora que los jueces hacían eso porque consideraban que, a pesar de eso, la víctima no se encontraba en situación de riesgo. La integridad física está por encima de la psicológica. El Derecho Penal exige de pruebas objetivas. Pero eso no significa que Antonio David fue exculpado.
Etxevarría considera también que, Rocío Carrasco, al igual que cualquier persona, tiene todo el derecho del mundo de alejarse de una familia tóxica. Ella basó su afirmación en hechos que están demostrados a través de los tribunales: fue agredida por su hija, Rocío Flores, a quien se le impuso una orden de alejamiento; su padrastro, el torero José Ortega Cano, estuvo preso por homicidio; su hermanastro, José Antonio tiene antecedentes por robo con violencia de un coche y de robo con agresión en un prostíbulo; Antonio David Flores tiene una causa pendiente por alzamiento de bienes, también quedó demostrado que nunca pagó la pensión de sus hijos y que se quedó con el importe de una multa cuando era guardia civil; Gloria Camila perdió puntos del carnet por conducir bajo los efectos del alcohol; toda su familia, toda, sale en televisión para hablar de ella.
Rocío Carrasco no quiere hablar con su familia y eso no es ningún delito.
Es por eso que la autora considera que, si Rocío Carrasco no quiere hablar con su familia, no está cometiendo ningún delito. Así como ella, en una exclusiva a la revista Semana recientemente, Ana María Aldón dijo que Rociíto debería ser respetada por su decisión, no juzgada. Ya los niños no son ningunos niños, lo cual es el principal argumento que usa la gente para repudiarla. Incluso su hija, Rocío Flores, ya vive con su novio en su propio piso.
[Sumario]
La decisión de Rocío Carrasco es muy valiente: cortar con todos sus lazos filiales solo para sobrevivir. Eso no lo hace todo el mundo. Mucha gente se escudará en posiciones de mártir pero no todos están hechos para sufrir. Si un hombre no debe pegarle a una mujer ¿por qué se debe permitir que una hija pegue a su madre y todo quede como si nada? Quizás ella pudo encontrar su tranquilidad, finalmente, lejos de su familia de origen.