Belén Esteban no puede más. Tras más de medio centenar de días confinada, salvo unos pocos paseos diarios desde hace apenas cinco días, la colaboradora de Sálvame está que se sube por las paredes y la razón no es otra que la ausencia de Miguel y todo lo que supone estar lejos de él.
Uno de los motivos por los que la de San Blas se estaría mostrando especialmente ansiosa es por la falta de roce con el conductor de ambulancias, ya que cabe recordar que sus encuentros pasionales, según ha relatado esta en alguna ocasión, venían siendo casi diarios, por lo que el cambio está resultando radical en lo que concierne a sus asuntos de cama.
Y es que, cabe recordar, ambos se encuentran viviendo separados al tratarse, en los dos casos, de grupos de riesgo: en el caso de ella por su enfermedad y en el caso de él por su trato directo con posibles infectados a los que desplaza a diario.
Esa es la razón por la que Belén Esteban está tan deseosa de que avancemos de fase y, por fin, en la próxima, pueda abrazar, besar y lo que necesite para desahogarse y, en definitiva, ser más feliz.
Y es que en su caso, además de la necesidad fisica, se encuentra la reproductiva, ya que cabe subrayar se encontraban trabajando en la concepción de un bebé que, por las circunstancias, no han podido concebir todavía. Seguro que en cuanto se vuelvan a reunir lo consiguen, y pronto. Al tiempo.