A pesar de la cercanía de su boda, Belén Esteban no está precisamente contenta. La razón no es otra que el ingente marrón que se está teniendo que comer tras la mayor chapuza económica de su vida de la mano de la casa embargada al que fuera su representante, Toño Sanchís.
Todo comenzaba tras la retirada de la ganadora de una puja que nunca alcanzó la cantidad que la colaboradora de Sálvame esperaba y que ahora le convierte a ella en acreedora de un inmueble que le va a acabar saliendo, entre impuestos, notarios y papeleos, por un ojo de la cara afectando notablemente a su economía familiar.
Tras echarse atrás la puja por 376 euros, la segunda pujante, la propia Belén, con 375 euros, deberá afrontar una hipoteca de 266 euros, un pago de TPO de 64.100 euros y un depósito de 13.500 euros que hacen un total de 691.600 euros, siendo 484 euros el precio real de mercado actual del inmueble.
Para evitar pagarlo, Belén debería retirarse y dar por quebrada la subasta y fijar una nueva fecha en la que se acepte un precio aún más bajo para no tener que ser ella quien cargue con un montante que, según el criterio del abogado, Luis Miguel Leseduarte, un subastador profesional “jamás hubiera llegado a pagar esa cantidad" por esta casa. Probablemente estemos ante la peor operación económica de la historia de la Esteban. Toda una chapuza.