En los primeros días de la administración Trump, funcionarios de seguridad nacional comenzaron a explorar maneras de liberar a Austin Tice, un periodista estadounidense y un ex oficial de la Marina que se cree que está detenido por el gobierno sirio. Su caso ha frustrado a los investigadores y diplomáticos desde que desapareció durante su misión hace casi cinco años.

Los funcionarios de la Casa Blanca decidieron, debido a la delicadeza de la situación, establecer un canal trasero. Dadas las deterioradas relaciones entre Estados Unidos y Siria, las opciones eran limitadas. Así que a principios de febrero, Mike Pompeo, el director de la CIA, habló por teléfono con Ali Mamlouk, jefe del servicio de inteligencia de la Oficina de Seguridad Nacional de Siria, un hombre acusado de abusos de derechos humanos durante la guerra civil del país y castigado con sanciones por parte de Estados Unidos. Fue el contacto de más alto nivel entre los gobiernos en años.

Aunque la charla de Pompeo con Mamlouk motivó nuevas esperanzas de que Tice fuera liberado, la operación se desvaneció después del ataque de gas nervioso del gobierno sirio en el norte del país.

La situación de los estadounidenses rehenes de gobiernos extranjeros recluidos ha recibido una atención renovada desde la muerte el lunes de Otto F. Warmbier, un estudiante universitario de Ohio de 22 años que fue arrestado en Corea del Norte en enero de 2016. Muchos de los casos involucran a naciones como Siria que no tienen relaciones diplomáticas con Estados Unidos, dando a los estadounidenses poca posibilidad de negociar. El acercamiento a Siria por parte de la administración Trump muestra hasta dónde ha estado dispuesto a llegar para asegurar la liberación de los estadounidenses detenidos en el extranjero.

“A veces la magia funciona, a veces no lo hace”, dijo Daniel R. Russel, secretario de Estado adjunto al presidente Barack Obama.

Mientras Warmbier fue juzgado y su familia sabía que estaba detenido por el gobierno norcoreano, el caso de Tice ha sido todo un enigma. Estados Unidos cree que el gobierno sirio lo tiene, pero no tiene pruebas de ello. Siria insiste en que no sabe lo que le sucedió.

“Austin Tice no está en manos de las autoridades sirias, y no tenemos ninguna información sobre él”, dijo el vice ministro de Relaciones Exteriores, Faisal Mekdad, a The Associated Press el año pasado.

Tice, un ex capitán de la marina de Texas, se fue a Siria antes de su último año en Georgetown Law School. Viajó a la región y era periodista freelance para los medios de comunicación cuando fue secuestrado en agosto de 2012.

Video

Un mes después, el señor Tice apareció vendado en un video que muestra a hombres enmascarados con rifles de asalto. Mirando asustado y desaliñado, pronunció unas palabras en árabe y luego desapareció. Ex funcionarios estadounidenses creen que el gobierno del presidente Bashar al-Assad de Siria tomó a Tice y que el video era una estrategia para culpar a los radicales por su secuestro. El video:

A pesar de su relación antagónica con los Estados Unidos, existe un amplio motivo y precedente para que el gobierno sirio hable con altos funcionarios estadounidenses. Antes de la guerra civil, hubo varios contactos, entre ellos uno en 2010 entre Mamlouk y Daniel Benjamin, que sirvió como coordinador para el contra-terrorismo en el Departamento de Estado en la administración Obama.

Incluso después de que la guerra estallara y Estados Unidos adoptara una política de presión para derrocar a Assad, los funcionarios sirios estaban abiertos a la comunicación con los estadounidenses. “El gobierno sirio quiere reducir el grado de aislamiento”, dijo Robert S. Ford, embajador estadounidense en Damasco durante la administración Obama. “Los sirios son un grupo muy flexible. Están dispuestos a hablar todo el tiempo. Así es como hacen negocios”.

Después de las elecciones, los funcionarios estadounidenses decidieron informar a Jared Kushner, el yerno de Trump y Stephen K. Bannon, que se convirtió en el principal estratega del presidente, sobre los esfuerzos para llevar a Tice a casa. Bannon desestimó a Tice, planteando preguntas sobre por qué había decidido ir a Siria en primer lugar, explicaron algunos funcionarios.

Sin embargo, después de que Trump asumiera el cargo, la administración avanzó, dando lugar a la llamada telefónica de Pompeo con Mamlouk, en la que se planteó la cuestión de Tice. No está claro qué hablaron exactamente los dos hombres, pero Estados Unidos sugirieron más tarde a Mamlouk que la liberación de Tice iba para largo.

El “plan”

Parecía la mejor oportunidad de que Tice volviera a casa. Los funcionarios de la administración comenzaron a pensar cómo los sirios podrían explicar su larga desaparición. Después de que los estadounidenses recibieran pruebas de vida, los sirios anunciarían que habían encontrado a Tice, elaborando una narración para explicar su secuestro. Tice sería juzgado por violar las leyes de inmigración del país y luego perdonado por el Assad. Después de que Tice aterrizara en suelo americano, Trump llamaría a Assad.

Pero eso nunca sucedió, y algunos diplomáticos anteriores señalaron un comentario en marzo de Nikki R. Haley, embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, que dijo que Estados Unidos no consideraba la eliminación de Assad como una prioridad política. “Uno escoge y eliges sus batallas”, dijo Haley a los periodistas, “hemos pensado acerca de este asunto, nuestras prioridades han cambiado. Nuestra prioridad ya no es plantarnos y concentrarnos en sacar a Assad”.

Sus comentarios fueron inusuales. La administración había debilitado su posición de negociación dando al gobierno sirio algo que quería: la aprobación tácita de que el presidente es Assad, sin exigir nada a cambio.

“La administración dijo que Assad podría quedarse, pero no obtuvo nada a cambio”, dijo James O’Brien, el ex enviado especial presidencial para asuntos de rehenes bajo la administración de Obama. “Sólo haces esa declaración si consigues que Austin Tice vuelva a casa”.

Andrew J. Tabler, investigador del Instituto de Washington para la Política del Cercano Oriente, dijo que siempre sería difícil sacar a Tice de Siria, pero que los acontecimientos recientes lo habían hecho aún más difícil. “Lo que el régimen pide es que pasemos por alto lo que hacen”, dijo Tabler, refiriéndose al ataque con gas. “Eso es un gran problema. De ninguna manera Estados Unidos va a ignorar estas acciones”.

Las autoridades estadounidenses sospechan que Mamlouk o Brig. Gem. Bassam al-Hassan, asesor del Sr. Assad, conoce el paradero de Tice. Al igual que Mamlouk, Hassan ha recibido sanciones de Estados Unidos.

El año pasado, la comunidad de inteligencia estadounidense concluyó, con una confianza de moderada a alta en un análisis secreto, que Tice estaba vivo, basado en parte en un informe que aseguraba que lo habían visto en un hospital de Damasco, siendo tratado por deshidratación.

Tice no es el único estadounidense en Siria. Kevin Patrick Dawes, un fotógrafo freelance de San Diego, fue secuestrado en 2012 por las fuerzas gubernamentales. A finales de 2014, los sirios reconocieron la posesión del señor Dawes, y luego lo liberaron en abril de 2016 por razones de salud.

Papel de Rusia

En alguna ocasión, el gobierno ruso, aliado de Siria, ha intentado liberar a Tice, a Dawes y a otros con vínculos con Estados Unidos que estaban detenidos en Siria. En conversaciones con funcionarios estadounidenses, los rusos sugirieron que podrían ayudar a cambio de la liberación de los rusos encarcelados en Estados Unidos. Los estadounidenses incluso propusieron liberar a un espía ruso a cambio del señor Tice, pero los rusos no respondieron a la oferta.

Al final, los funcionarios estadounidenses concluyeron que los rusos no sabían dónde estaba el señor Tice o quién lo estaba reteniendo.

La iniciativa para liberar a Tice se detuvo en abril, cuando el gobierno sirio desató el ataque con gas contra sus propios civiles, matando a decenas de hombres, mujeres y niños. En los días posteriores, Trump ordenó un ataque a una base aérea siria utilizada para llevar a cabo el ataque de gas.

Trump dijo en una entrevista reciente que Assad era “una persona realmente malvada”. La situación sólo empeoró cuando Estados Unidos derribó un avión de combate sirio. Tabler dijo que no era el momento adecuado para un acuerdo sobre Tice, que cumplirá 36 años en agosto. No estamos en eso, dijo.