Ana Obregón se sinceró este lunes como nunca antes lo había hecho en el espacio de Telecinco ‘Mi casa es la tuya’. La actriz y presentadora aceptó participar en el programa a pesar de saber que se enfrentaba a “la entrevista más difícil” de su vida. De todos modos, consideró que “el dolor compartido es necesario” y decidió contar a su amigo Bertín Osborne, conductor del formato, todos los detalles sobre la muerte de Álex Lequio, hace ahora casi dos años, a consecuencia de un cáncer. También explicó cómo está viviendo el duelo tras el fallecimiento del que era su único hijo, fruto de su relación con Alessandro Lequio.
La que fuera protagonista de la mítica serie ‘Ana y los siete’ desveló a Bertín que, después de enterrar a Álex, pasó seis meses encerrada en su habitación, ya que, para ella, “el mundo se había parado”. Obregón admitió que llegó incluso a perder el habla. “Cuando pierdes un hijo te mueres y tienes la obligación de seguir viviendo. Ya está”, dijo muy emocionada.
Bertín Osborne conoce a Ana desde hace muchos años. Durante su larga conversación, ambos confesaron que su amistad viene de lejos y que han vivido juntos muchas cosas, tanto buenas como malas. Incluso revelaron que fueron novios durante un tiempo. El presentador de ‘Mi casa es la tuya’ estuvo muy atento con la actriz, dándole cariño a cada momento y apoyando a Obregón mientras hablaba de la trágica pérdida de Álex, fallecido en mayo de 2020.
El deseo (cumplido) de Ana Obregón: “Quiero que la gente sepa lo fuerte y lo valiente que fue mi hijo hasta el final” https://t.co/Elk9LQJbc7 #MiCasaAnaObregón pic.twitter.com/UEn58vbzcJ
— Telecinco (@telecincoes) February 22, 2022
Cabe recordar que el cantante también sufrió la muerte del que fue su hijo mayor, Cristian, el primero que nació de su unión con la también desaparecida Sandra Domecq. El pequeño falleció 15 días después de nacer. “Nació con un problema del hígado y murió en mis brazos en el Hospital de La Paz de Madrid”, contó hace unos meses el artista andaluz.
Además, en su charla con Bertín Osborne, Ana Obregón también narró los pormenores de otros momentos muy duros de su vida. Algunos, se desconocían hasta la fecha. En ese sentido, Bertín le preguntó sobre el día en que llegó a colgar el teléfono al mismísimo rey Juan Carlos I. Lo mismo ocurrió cuando la presentadora recibió una llamada del ex ministro del Interior del PP Jaime Mayor Oreja.
La primera anécdota sucedió cuando el monarca quiso llamar a Alessandro Lequio y Ana Obregón para interesarse por ellos, entonces expuestos en televisiones y revistas un día sí y otro también. Cabe recordar que el ahora colaborador de ‘El programa de AR’ tiene lazos familiares de sangre con los Borbones. Ella no se creyó que fuera el Jefe del Estado el que estaba al otro lado del aparato y no tuvo reparos en colgar el teléfono.
El segundo caso ocurrió a raíz del seguimiento que la extinta banda terrorista ETA hizo a la bióloga. “Ahora lo puedo contar, porque antes me daba miedo. Cuando encontraron a Ortega Lara, en el zulo había una lista de seguimiento mía […] ¿El último seguimiento sabes cuál fue?: ‘Se quedó embarazada’. Mi hijo me salvó la vida”, reveló Ana Obregón. Después, contó cómo Mayor Oreja la llamó, pero ella, paralizada por los nervios, también acabó colgándole.
José Antonio Ortega Lara, que posteriormente fue uno de los fundadores de VOX, permaneció secuestrado 532 días. El 1 de julio de 1997, la Guardia Civil lo localizó en Mondragón, en la nave industrial donde se encontraba retenido. En un primer momento, los agentes no consiguieron dar con el escondite, pero cuando el juez Baltasar Garzón estaba a punto de cancelar la operación, la insistencia del capitán Manuel Sánchez Corbí, jefe del operativo, en que el funcionario de prisiones tenía que estar allí, dio como resultado el hallazgo de un mecanismo que desplazaba una máquina que se encontraba tapando la entrada al zulo.
Las condiciones de su cautiverio fueron penosas. El zulo en el que se hallaba, muy húmedo (pues se encontraba a pocos metros del río Deva) y sin ventanas, tenía unas dimensiones de tres metros de largo por dos y medio de ancho y poco más de metro y medio de altura interior. Solo podía dar tres pasos en él. Disponía de una pequeña bombilla y, como no podía salir del habitáculo, recibía dos marmitas: una para hacer sus necesidades y otra para asearse. Los secuestradores le entregaban una bandeja con un vaso de agua y un plato con frutas y vegetales tres veces al día. Recibía el periódico a diario y medicinas cuando las requería. También poseía un walkman y libros. Según el propio Ortega Lara, la relación con los terroristas fue variando, de compartir conversaciones políticas cordiales a carecer de trato.